Ciudad de México,
Emiliano Fuentes
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Esquema de ventas, celebrado desde noviembre de 2011, ha representado un impulso positivo para México en donde cada vez más gente aprovecha este fin de semana para comprar diversos artículos. El Buen Fin, es la versión mexicana del Black Friday en Estados Unidos, pero en México los efectos en la economía no son de la misma magnitud que en el vecino norteamericano y no tiene tantos beneficios en el consumidor. La actitud empresarial limita los beneficios del Buen Fin, a diferencia del espíritu de empresarios estadounidenses.
Buen Fin en su edición 2019, se llevará a cabo del 15 al 18 de noviembre, con el objetivo principal de incentivar el comercio interno en la economía mexicana, sin embargo, la iniciativa presenta varias críticas. Al respecto existen estudios académicos diversos que demuestra que El Buen Fin no puede ser juzgado como un evento de baja generalizada de precios, pues en la promoción comercial mayormente se incentiva un consumismo excesivo basado en el endeudamiento.
Reactivar la economía a través del gasto concentrado en un fin de semana es importante para hacer que el dinero se mueva. Pero en México ha sido a costa de descuidar el ahorro de las familias para futuras contingencias en donde muchas familias mexicanas corren el riesgo de inclusive gastar más de lo que pueden pagar con sus ingresos. Las compras a meses sin intereses se han convertido en el principal vehículo de compra en el país y la iniciativa del Buen Fin lo ha exasperado notablemente.
Otra crítica frecuente de la iniciativa, es que a pesar de los esfuerzos, el Buen Fin está lejos de llegar a niveles de desplazamiento de inventarios tan violentos como ocurre en Estados Unidos e Inglaterra, donde tanto empresarios como consumidores llegan a mostrar un aumento radical en sus compras y ventas respectivamente, de manera que las tiendas y comercios terminan prácticamente vacíos dando paso a una mayor producción de bienes y servicios para reabastecer el mercado , y, por lo tanto, un mayor impacto en la economía en donde el circulo virtuoso reactiva el ciclo de la economía en su conjunto beneficiando a consumidores, productores y la productividad en general.
Al respecto, en una investigación de Raymundo Campos y Eduardo Medina, difundida por de El Colegio de México, demostró que el Buen Fin no puede ser considerado un evento de baja generalizada de precios. En la investigación, se da cuenta de que los productos bajan un promedio de 7% respecto de los precios observados en septiembre previo y suben 2.5% los días anteriores a la promoción comercial, para evidenciar de manera más notoria los descuentos durante el fin de semana con descuentos especiales.
De esta manera, la derrama económica se ve limitada, no por la capacidad de los consumidores para adquirir productos o el tamaño de la economía mexicana respecto a Estados Unidos, sino con una cultura y una voluntad empresarial muy diferente. Mientras los empresarios norteamericanos tienen la disposición de abaratar sus productos hasta en 75%, para lograr un impacto significativo en el ciclo económico, en México la actitud empresarial limita los beneficios.
Para lograr un abrupto escaseo de mercancías y la posterior reactivación de la producción, impactando significativamente en el ciclo económico y no solamente en el consumo, comerciantes y manufactureros necesitan hacer un mayor esfuerzo por incrementar sus descuentos reales en lugar de priorizar solamente las facilidades de crédito, que termina trasladando la responsabilidad a los consumidores, quienes son los que francamente aportan el mayor esfuerzo en esta época sin un esfuerzo significativo por parte de las empresas. Empresarios mexicanos adoptan un espíritu cuyo esfuerzo trae pocos beneficios a la promoción comercial del Buen Fin.