Foto: Pedro Basilio (NotiPress)
El artista plástico Moisés Cohen sigue sorprendiendo con su sutil manejo del acero, al crear esculturas que invitan, a través de sensuales movimientos, a ser parte de la misma expresión artística. Desde su primer exposición individual en 1999, se le auguraba, por boca de José Luis Cuevas, un futuro abundante en elogios y reconocimientos. NotiPress fue un invitado especial en la presentación
La obra de Cohen, conocido sobre todo por la pieza Ludículus, que puede ser apreciada en Paseo de la Reforma, como integrante de la exposición colectiva Diálogo de Bancas, combina la caligrafía y la escultura, por medio de la enunciación de mensajes que, aunque no conozcamos su significado, nos habla directamente a la emoción.
Sobre el trabajo de Moisés, como lo llaman sus allegados, se han escrito abundantes textos y elogios. Al hablar sobre Ludículus, menciona Eduardo Villegas Megías, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México, "lo que permite en el Paseo de la Reforma, a un lado del Ángel de la Independencia es justamente embellecer este espacio compartido, público, por el que tenemos la dicha y la fortuna de pasar". La obra de Cohen Cohen logra una perfecta comunión con el espectador, llevándole de la mano a participar como parte de la escultura misma, al utilizarla para descansar, observar el panorama, o tomarse un momento para disfrutar una de las avenidas más bellas de la capital mexicana.
Con una amplia trayectoria, llena de logros y reconocimientos, Cohen Cohen destaca como pintor, escultor y ensayista gráfico. Sin embargo, el culmen de su estilo se logra al encontrar la inspiración de la caligrafía e integrarla a las artes plásticas. "El logradísimo encuentro de Moisés con la caligrafía, para convertirla en la característica, el signo principal de su obra", indica la crítica de arte de origen argentino Lelia Driben.
Inspirado por las grafías hebreas y árabes, Cohen Cohen captura la esencia del lenguaje y sus significados, como parte de la misma necesidad humana de expresarse desde el inicio de los tiempos. A decir de Luis Ignacio Sáinz, escritor y ensayista, la obra del escultor estriba en "abecedarios que son relieves, capaces de transitar desde soportes verticales, hasta mantenerse en su propio pie gramático, para volcarse a la expansión espacial y conquistar su tridimensión plena".
Transitando entre el ámbito público y privado de la vida cotidiana, la obra de Cohen se hace partícipe de la existencia misma de la ciudad y sus habitantes. "La banca de Moisés Cohen no se impone, al contrario, invita, con un amplio movimiento de la mano: '¿gusta sentarse?', pregunta, con una líquida gracia, y si la respuesta es inmediata, el gusto es grande", según las palabras de Elena Poniatowska.
Podemos sentirnos afortunados de contar con una obra de Moisés Cohen para nuestro deleite diario, pues podemos apreciarla, no solo en museos, galerías y colecciones privadas, sino en la vía pública, a un costado del Ángel de la Independencia. Es este gesto generoso del artista el que nos permite ser parte de la misma obra, hacerla propia, común y cotidiana, para embellecer aún más nuestra existencia.
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