Ciudad de México,
Ali Figueroa
Crédito foto: @SEP_mx
María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) confirmó el regreso a clases presenciales para 1 millón 610 mil estudiantes de educación básica. Asimismo, indicó que el modelo híbrido de clases fue acordado entre las instituciones y padres de familia. Este modelo, cuyo enfoque pedagógico es una combinación de clases presenciales y dinámicas virtuales a distancia que dependen de la realidad y semáforos sanitarios de cada entidad, fue establecido en la XLIX reunión ordinaria del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU). La decisión de volver a las aulas ha suscitado diversas opiniones de especialistas, así como filtros de responsabilidad para la salud dentro del ámbito escolar y el hogar.
De acuerdo con la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez, uno de los factores más importantes en el regreso a clases es la atención socioemocional a niños y adolescentes. Informó que la SEP y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) son las instancias responsables de brindar este apoyo. Como primera herramienta presentaron el Cuadernillo Campañas de Autocuidado, diseñados para generar un estilo de vida saludable para estas demografías estudiantiles, sobre todo ante las afectaciones por la crisis sanitaria. Además presentaron la iniciativa Guía de actividades de Desarrollo Socioemocional para el Contexto Escolar, dividido en 100 actividades entre nivel preescolar y secundaria.
La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), Cántaro Azul, y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dieron a conocer sus filtros de corresponsabilidad ante el regreso a clases. Esta iniciativa, titulada "#salud en tus manos" se basa en reconocer de manera oportuna los síntomas y enfermedades respiratorias en la comunidad escolar, principalmente en niños. El filtro familiar es responsabilidad de los padres o tutores, y consiste en monitorear la salud de los niños y jóvenes para determinar si requieren quedarse en casa. El filtro escolar debe instalarse en la entrada de las escuelas e institutos, con objeto de revisar la salud de los estudiantes durante el ingreso a la misma. El filtro en el salón de clases se basa en la observación activa de los docentes, donde deben realizar una serie de preguntas para detectar síntomas y dificultades de salud en estudiantes.
Por su parte, la organización de pediatras Healthy Children resaltó, en muchos países los jóvenes y niños aún no son candidatos para recibir la vacuna contra la Covid-19. En ese sentido, las escuelas mexicanas tienen la responsabilidad para mantener tanto a sus estudiantes como personal seguros y protegidos ante los contagios. Junto con la inmunidad por la vacuna, los elementos de seguridad más importantes son las máscaras faciales, cubrebocas, la distancia de dos metros entre personas, y controles de síntomas. Otras medidas incluyen mantener ventanas abiertas, movimiento dentro de clase para la circulación del aire, y grupos pequeños con distancia adecuada entre estudiantes.
El regreso a las aulas para millones de niños y jóvenes mexicanos es una necesidad que especialistas advirtieron en la nueva normalidad. En una entrevista para NotiPress, la directora de Montessori Domani, Carmina González, señalo factores psicológicos y de rezago educativo como consecuencia de privarlos de las clases presenciales. Bajo esta línea, será vital una corresponsabilidad entre el gobierno de México y los padres de familia para detectar y solucionar las consecuencias de la pandemia hacia los niños.
A nivel psicológico, uno de los mayores riesgos del confinamiento sanitario es la ansiedad por separación, presentada por los vínculos afectivos con figuras maternas, paternas, y de tutoría. Niños y jóvenes se enfrentan a un entorno de información sobre la pandemia, que incluyen datos sobre contagios, decesos y otras complicaciones sanitarias importantes. En ese proceso se complica la separación e independencia de los pequeños, y se presentan mayores pensamientos catastróficos derivados de la enfermedad Covid-19. Entre los síntomas resaltados por la directora se encuentran dolores de cabeza, pesadillas, y terrores nocturnos.
En la misma línea, el rezago educativo que presentan está relacionado con los aprendizajes sociales desarrollados en contacto con otros estudiantes, personal educativo, y participantes fuera del hogar. Carmina González indicó, el contacto físico y presencial les garantiza una preparación para desempeñarse en la vida adulta en materia social, cognitiva, psicomotriz, y vocacional. Con respecto a la educación preescolar, en niños menores de 6 años, la importancia del contacto presencial es crítico para la formación de su personalidad. Según la UNICEF, la crisis de aprendizaje se encontraba desde antes de la pandemia, con 80% de los estudiantes de primaria con rezagos en matemáticas y comprensión lectora.
Si bien las complicaciones sanitarias se mantienen como un riesgo, los estudios epidemiológicos apuntan a que niños y jóvenes contribuyen menos a la transmisión del virus SARS-CoV-2. Ello indicó el estudio "evidencia sobre contagios en las escuelas", realizado por la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños, y Adolescentes (SIPINNA). Además de los factores de rezago educativo y social, así como el riesgo psicológico por el confinamiento, la UNICEF indicó el incremento de la violencia hacia niños en Latinoamérica durante la pandemia. En colaboración con la Alianza de Cónyuges de jefes de estado y representantes (ALMA), este organismo concluyó, diversas situaciones disfuncionales y de violencia en el hogar aumentaron el maltrato físico y psicológico hacia niños y jóvenes. Antes de la pandemia el 75% de los niños a partir de 3 a 4 años ya sufrían castigos de este tipo en la región, y se incrementaron con el confinamiento. Por tal motivo, especialistas resaltaron la importancia de volver a las aulas, y prevenir situaciones de violencia que experimenten, en especial cuando se encuentran en precariedad económica y otras vulnerabilidades.