Viacrucis Iztapalapa 2025, cuál es la historia que dio origen esta celebración religiosa

 18-04-2025
Patricia Manero
   
Portada | Actualidad
Eneas De Troya (Wiki Commons: CC BY 2.0)

Cada Semana Santa, las calles de Iztapalapa, en el sureste de la Ciudad de México, se convierten en escenario de una de las representaciones más multitudinarias de la Pasión de Cristo a nivel global. Hasta antes de la pandemia de Covid-19, la celebración convocaba a cerca de dos millones de asistentes, y en 2022, tras un descenso en los contagios, se reactivó con la participación de alrededor de 5.000 actores, organizadores y penitentes.

El origen de esta tradición religiosa data de 1843 y está directamente ligado a la epidemia de cólera morbus que azotó a México en 1833. En ese entonces, los habitantes de Iztapalapa acudieron al templo del Señor de la Cuevita para pedir el fin de la enfermedad. Como parte de su promesa, se comprometieron a escenificar cada año el viacrucis de Jesucristo durante la Semana Santa, según relató a BBC Mundo la antropóloga Mariángela Rodríguez.

Rodríguez señala que "la epidemia fue una situación límite. Enfrentaron una mortandad tan grande que creían que iban a desaparecer". El evento fue apropiado por la comunidad, que lo convirtió en una expresión religiosa y cultural organizada desde las familias locales, más allá de las estructuras eclesiásticas.

Las raíces del fervor por esta celebración pueden rastrearse al periodo colonial, cuando los evangelizadores católicos utilizaron el "teatro evangelizador" para adoctrinar a los pueblos indígenas. Según la investigación Los insólitos caminos de la tradición: Semana Santa en Iztapalapa, la puesta en escena fue una herramienta eficaz debido a la sensibilidad teatral de las culturas prehispánicas. "Los [indígenas] mexicanos eran en especial sensibles a las formas teatrales, pues gustaban mucho de la farsa y la comicidad. Sin embargo, también se conmovían ante los hechos cruentos y dolorosos", explica Rodríguez.

Además, la celebración contiene elementos simbólicos que remiten a ceremonias indígenas. Por ejemplo, el actual templo del Señor de la Cuevita fue anteriormente un lugar dedicado a Tezcatlipoca, y el cerro donde se realiza la escenificación era el Huizachtépetl, lugar de la ceremonia del Fuego Nuevo cada 52 años.

La antropóloga también destaca cómo las comunidades adaptaron su religiosidad en un proceso que denomina "culto de sustitución", una estrategia que permitió la permanencia de cosmovisiones indígenas bajo formas católicas. "El culto de sustitución muestra que, para que sobreviviera la religiosidad indígena, tuvo que vestirse de católica", indica Rodríguez.

Hoy en día, el viacrucis de Iztapalapa conserva ese doble significado: un acto de fe y una expresión de identidad comunitaria. Quienes participan lo hacen como parte de una manda o promesa personal, muchas veces en busca de salud o empleo. "Todos los que participan tienen una manda o promesa para transformar su mundo", afirma Rodríguez.

Contenido actualizado el 18-04-2025 12:09




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