A 35 años del día en que Buenos Aires fue tomada por tanques y fuego cruzado

 03-12-2025
Martín Olivera
   
Portada | Argentina
Foto: Ricardo Ceppi

Foto: Ricardo Ceppi

Tanques avanzando por calles céntricas, disparos cruzados y edificios militares tomados fueron parte del escenario que vivió la ciudad de Buenos Aires el 3 de diciembre de 1990. Aquel día se produjo la última y más violenta sublevación militar en Argentina desde el retorno democrático en 1983. La acción fue encabezada por el coronel Mohamed Alí Seineldín y marcó el fin de una serie de levantamientos conocidos como "carapintadas", protagonizados por sectores castrenses que se oponían a las políticas del gobierno civil.

El operativo, denominado por sus impulsores "Virgen de Luján", comenzó de madrugada y buscaba una articulación nacional. Unidades rebeldes tomaron posiciones clave como el Edificio Libertador, el Regimiento de Patricios, el Batallón 601 de inteligencia, la fábrica de tanques TAMSE y sedes de Prefectura. El objetivo era forzar cambios en la conducción del Ejército y en la política de enjuiciamientos por crímenes cometidos durante la dictadura militar argentina (1976–1983). La acción concluyó en menos de 24 horas, con un saldo de 14 muertos, casi 200 heridos y centenares de detenidos.

Los hechos ocurrieron durante la presidencia de Carlos Menem, en un contexto de estabilidad institucional frágil. Desde la madrugada, el presidente fue informado del movimiento y ordenó su represión inmediata. Por primera vez, las fuerzas armadas leales respondieron con fuego real contra sus propios camaradas. En el centro de Buenos Aires se registraron enfrentamientos armados entre militares sublevados, identificados con brazaletes rojos, y tropas leales al gobierno, que portaban brazaletes blancos.

Uno de los momentos más trágicos tuvo lugar cuando un tanque rebelde arrolló un colectivo de transporte público en la localidad de Boulogne, al norte del conurbano bonaerense. Cinco civiles murieron y varios más resultaron heridos. Pocas horas después, el coronel Jorge Alberto Romero Mundani, quien encabezaba esa avanzada, se quitó la vida dentro de un blindado. En paralelo, la toma del Regimiento de Patricios derivó en la muerte del teniente coronel Hernán Pita y el mayor Federico Pedernera, quienes intentaban recuperar la unidad junto a otros oficiales.

En declaraciones a La Nación, el mayor Hugo Abete, uno de los líderes del alzamiento, reconoció: "Después de las muertes de Pita y Pedernera lo único que hicimos fue resistir porque había otras unidades del interior del país que estaban empeñadas". La operación contemplaba, además, la fuga de Seineldín desde su lugar de arresto en San Martín de los Andes hasta Buenos Aires, mediante una compleja cadena de traslados que finalmente fracasó.

Mientras avanzaba el día, los puntos ocupados por los carapintadas comenzaron a rendirse. En el Edificio Libertador, último foco en ser recuperado, se produjeron enfrentamientos hasta la tarde. A las 19:00 horas, los últimos rebeldes depusieron las armas. La prensa internacional dio amplia cobertura a los hechos, en vísperas de la llegada oficial del presidente de Estados Unidos, George Bush, quien arribó al país el 5 de diciembre.

Los tribunales federales juzgaron a los principales responsables. Mohamed Alí Seineldín fue condenado a prisión perpetua y liberado en 2003 por un indulto del presidente argentino en ese entonces, Eduardo Duhalde. Seineldín Murió en 2009 y Hugo Abete recibió una condena de 18 años y estuvo preso durante doce.

El levantamiento del 3 de diciembre de 1990 se convirtió en el último intento de sectores militares por desafiar el orden constitucional en Argentina. Desde entonces, no se registraron nuevas insurrecciones armadas en el país y para muchos, ese día marcó el cierre definitivo de una etapa de inestabilidad que se arrastraba desde el retorno democrático.




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