Buenos Aires,
Noelia Acuña
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Ilustración)
En 1998, se registraron en Argentina los primeros casos de dengue, derivando a la implementación de insecticidas piretroides, especialmente permetrina, para controlar al mosquito Aedes aegypti, vector de la enfermedad. Durante años, esta estrategia de control funcionó, hasta que en 2013, en la localidad de Salvador Mazza, Salta, se observó: el uso de estos productos no lograba reducir la población del mosquito.
Un reciente estudio realizado por investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Fundación Mundo Sano y el Instituto Oswaldo Cruz de Brasil identificaron una mutación genética en los Aedes aegypti del norte argentino. Esto podría explicar la creciente resistencia de los insectos a los insecticidas piretroides. Dicha investigación, publicada en la revista Parasites & Vectors, es el primer trabajo que encuentra y documenta esta mutación en Argentina, y los resultados de los ensayos toxicológicos realizados confirman su relación directa con la resistencia a los insecticidas piretroides.
Asimismo, en diversas localidades de las provincias de Salta, Formosa y Misiones, especialistas del CONICET y la Fundación Mundo Sano recolectaron huevos de mosquitos Aedes aegypti. Estos huevos fueron criados en condiciones de laboratorio hasta alcanzar una etapa adulta. Las pruebas revelaron que las poblaciones analizadas mostraban una resistencia notablemente alta a los piretroides, incluso cuando se aplicaron dosis mucho mayores a las usualmente letales. Además, se descubrió que la mutación genética V410L, junto con otras dos previamente conocidas, estaba presente en la mayoría de los mosquitos resistentes.
Dicho hallazgo pone en evidencia un serio desafío para las políticas de salud pública en Argentina, ya que la efectividad de los piretroides, principal herramienta para el control de la población de Aedes aegypti, está en riesgo debido a esta creciente resistencia. Ante esta problemática, los investigadores exploraron posibles alternativas y, en su búsqueda, descubrieron que todas las poblaciones de mosquitos analizadas eran vulnerables al pirimifosmetil, un insecticida órgano fosforado no aprobado en Argentina. Sin embargo, este insecticida cuenta con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para su uso en otros países.
Por su parte, Laura Harburguer, directora del estudio e investigadora del CONICET, señaló el pirimifosmetil podría ser una solución efectiva para reducir la población del mosquito. Sin embargo, la implementación no debe depender exclusivamente del uso de insecticidas. Harburguer destacó la necesidad de una estrategia integrada que incluya medidas como la eliminación de posibles criaderos, el control de larvas y la participación comunitaria en las tareas de prevención.
De lo contrario, la utilización reiterada de estos únicos insecticidas podría llevar a la aparición de nuevas resistencias en el futuro del dengue. Finalmente, en esta investigación participaron expertos del Instituto de Investigaciones en Energía no Convencional (INENCO, CONICET-Universidad Nacional de Salta), la Fundación Mundo Sano y el Instituto Oswaldo Cruz en Brasil.