Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
La disidencia de Argentina en la reciente reunión del G20, destacada por "La Nación", marca un nuevo capítulo en su política exterior, ahora dirigida por el gobierno libertario de Javier Milei. Las tensiones surgieron durante la primera reunión ministerial de empoderamiento femenino, donde Argentina fue el único país en no apoyar un documento el cual reitera compromisos de igualdad de género y la Agenda 2030. Desde Brasil, país anfitrión de la próxima cumbre del G20 en noviembre, observan con preocupación esta postura, sobre todo en un año de renovadas tensiones internacionales.
El rechazo de Argentina al documento en cuestión fue liderado por Nahuel Sotelo, secretario de Culto y Civilización, quien busca distanciar a la postura argentina de ciertos lineamientos de Naciones Unidas los cuales consideran "de corte socialista". Desde el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, señalan a esta decisión como un desconcierto, especialmente porque Argentina bloqueó el documento junto a países los cuales enfrentan críticas en políticas de género. La polémica decisión argentina también generó fuertes críticas de Canadá y Australia, quienes cuestionaron la falta de consenso y señalaron posibles implicaciones en futuras negociaciones dentro del G20.
Sobre estas tensiones, el sherpa argentino Federico Pinedo intentó minimizar las diferencias, buscando evitar que las discrepancias ideológicas impidan la concreción de acuerdos durante la cumbre. Hizo énfasis en su rol de lograr un "documento de consenso" y manifestó que la Agenda 2030 es solo "una parte menor" de los asuntos abordados por el foro. Esta moderación en el discurso de Pinedo es una estrategia del gobierno argentino para reducir las suspicacias ante una postura política la cual se aleja de la tendencia internacional en derechos humanos.
A pesar de las diferencias, Lula y Milei podrían reunirse al margen del G20, no obstante la cita aún no está confirmada. Desde Brasilia, destacan la diplomacia de una carta enviada por Milei, quien deseó éxito a Lula en la organización de la cumbre y confirmó su asistencia. Sin embargo, el mandatario argentino dejó claro en recientes declaraciones no compartir la "ideología de Lula", manteniendo una posición firme en su política libertaria. En entrevistas, se refirió a la cumbre como una oportunidad para fomentar lazos comerciales a través del Mercosur y reducir el intervencionismo en la economía, pero enfatizó en su compromiso de mantener "sin sacrificar su estrategia política".
Uno de los puntos cruciales abordados en la cumbre será el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, un pacto el cual podría definirse en este contexto o, de no lograrse, en la reunión del Mercosur de diciembre en Montevideo. Lula, optimista, declaró en Naciones Unidas que el G20 podría ser el marco ideal para el acuerdo, a pesar de persistir retos ambientales y comerciales en ambas regiones. Argentina apoya firmemente este tratado, si bien las diferencias en derechos humanos y medioambientales ponen en relieve los desafíos de integración entre ambos sectores.
Con su participación en la cumbre del G20, Javier Milei también refuerza su posicionamiento internacional en otros foros, como el G7 en Italia a principios de 2024. Así, su participación anticipa una postura conservadora como aporte a perspectivas distintas en temas globales. La cumbre del G7, liderada por la italiana Giorgia Meloni, se enfocó en problemáticas como el cambio climático, migración y crisis en Ucrania, temas donde el jefe de Estado argentino mostró interés desde su llegada al poder.
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