Ciudad de México,
Francisco Vicario
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
El vocero presidencial argentino, Manuel Adorni, expresó en conferencia de prensa desde Casa Rosada su sorpresa y crítica ante el paro nacional convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) para el 24 de enero. Adorni señaló que la rapidez con la que se organizó la medida de fuerza es inusual y preocupante, argumentando la "brutal herencia" recibida por la administración anterior.
Para el vocero, la mayoría de los argentinos comprende la gravedad de la situación económica y la necesidad de trabajar y producir para superarla, en lugar de recurrir a paros y cortes de calles. Subrayó el contraste entre la actual respuesta rápida de la CGT y su inacción durante la administración de Alberto Fernández, cuando, según él, la inflación alcanzó aproximadamente el 900% y se mantuvo una alta informalidad laboral sin convocar a paros nacionales. Cabe señalar, desde 1983 en adelante, el único gobierno que no recibió un paro nacional fue el de Fernández. Por el contrario, la convocatoria a movilización más rápida es la de la administración de Milei.
Asimismo, el vocero enfatizó la necesidad de modernizar el esquema laboral argentino, que no experimentó un crecimiento significativo en empleo privado de calidad en los diez años recientes. Adorni apuntó, Argentina cuenta con una de las menores cantidades de empresas por habitante en la región, lo que se traduce en bajos salarios y empleo de baja calidad. Las reformas propuestas buscan, según el vocero, mejorar estos aspectos, generar empleo formal de calidad y fomentar la inversión empresarial y el aumento de salarios.
El gobierno de Javier Milei se muestró perplejo ante la postura de la CGT, la cual no coincide con la lectura gubernamental de la situación laboral y económica del país. Adorni sugirió que la defensa de los trabajadores por parte de la CGT podría estar influenciada por otros intereses, aparte de los puramente laborales.
Por su parte, la respuesta del Gobierno argentino en discrepancia con la visión de la CGT refleja una clara división en cuanto a la percepción y enfoque sobre la situación económica y laboral. Mientras la administración de Javier Milei aboga por reformas y trabajo continuo para superar la crisis, la CGT, representando a los trabajadores, parece buscar una estrategia de presión más directa a través de paros nacionales. Este desacuerdo señala un desafío significativo en la búsqueda de soluciones consensuadas para los problemas económicos y laborales de Argentina.