Ciudad de México,
Judith Moreno
Crédito foto: X @WhiteHouse
Donald Trump y Keir Starmer sellaron en Chequers un acuerdo tecnológico sin precedentes, aunque la visita también dejó en evidencia sus diferencias sobre Palestina y la frustración de Washington frente a Rusia. El presidente estadounidense y el primer ministro británico destacaron la firma de un paquete de inversiones valorado en 205 mil millones de dólares, al tiempo que respondieron preguntas sobre conflictos internacionales.
Así, el convenio contempla aportes de empresas norteamericanas hacia sectores estratégicos en Reino Unido, principalmente inteligencia artificial, computación cuántica y energía nuclear. Blackstone comprometió 122 mil millones de dólares en una década, mientras que Microsoft destinará 30 mil millones al desarrollo de infraestructura de supercomputación. El propio Starmer sostuvo que se trata del mayor plan de inversión extranjera registrado en territorio británico.
En paralelo, diversas compañías británicas anunciaron nuevos y significativos aportes económicos en Estados Unidos. La farmacéutica GSK invertirá casi 30 mil millones de dólares en proyectos médicos, reforzando el carácter bidireccional del pacto. Fuentes oficiales señalaron que miles de empleos se crearán a partir de este compromiso económico.
Durante el encuentro, los dirigentes también abordaron el conflicto en Ucrania. Trump expresó su frustración por la ausencia de avances hacia un acuerdo de paz. "Putin me ha decepcionado", indicó al referirse a los resultados de las conversaciones recientes con Moscú. Sus palabras contrastaron con la posición mantenida en periodos anteriores, cuando se mostró más conciliador con el Kremlin.
Starmer remarcó la necesidad de mantener presión sobre Rusia. "Hoy hemos discutido cómo podemos fortalecer nuestras defensas, apoyar aún más a Ucrania y aumentar de manera decisiva la presión sobre Putin para lograr que acepte un acuerdo de paz que sea duradero", declaró. Ambos coincidieron en la urgencia de continuar con el respaldo militar y diplomático a Kiev.
La situación en Medio Oriente representó un punto de divergencia. Starmer afirmó que su gobierno considera indispensable promover una hoja de ruta que lleve a la paz y a la construcción de un Estado palestino. "Coincidimos totalmente en la necesidad de la paz y de una hoja de ruta, porque la situación en Gaza es intolerable", aseguró. Trump respondió: "Tengo un desacuerdo con el primer ministro en ese aspecto; uno de nuestros pocos desacuerdos, de hecho".
Además, la visita incluyó actos protocolarios en Windsor, donde el rey Carlos III y la reina Camila ofrecieron un banquete en honor a los visitantes. A pesar de la recepción oficial, manifestaciones de protesta se desarrollaron en varias ciudades, con consignas contra la presencia del mandatario estadounidense y críticas vinculadas a episodios recientes de la política internacional.
Con el cierre de la jornada en Chequers, la gira presidencial dejó una estampa dual: por un lado, la consolidación de un paquete económico histórico y compromisos militares conjuntos; por otro, la exhibición de fisuras diplomáticas relacionadas con Palestina y las tensiones con Rusia.