Foto: X @Kicillofok
Con la victoria nacional de Javier Milei en las elecciones legislativas, se generó una fuerte sacudida en el peronismo dejando expuestas diferencias que venían latentes. La decisión de Axel Kicillof de desdoblar los comicios en la provincia de Buenos Aires, celebrados en septiembre, se convirtió en un punto de tensión con el kirchnerismo, que ahora cuestiona los efectos de esa estrategia en el resultado general.
En el entorno de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner hubo malestar por las consecuencias que el desdoblamiento habría tenido sobre el desempeño electoral nacional. Aunque esa maniobra permitió al oficialismo bonaerense asegurar el control de la provincia, también habría contribuido a movilizar el voto opositor a nivel nacional.
Desde sectores alineados con el kirchnerismo señalaron que las elecciones simultáneas habrían sido una mejor alternativa, como las implementadas por Gerardo Zamora en Santiago del Estero. El contraste entre ambos esquemas generó una revisión interna de las estrategias adoptadas. Dirigentes de Fuerza Patria evaluaron que el oficialismo desaprovechó una oportunidad de consolidar su fuerza en las urnas y la decisión de separar las fechas debilitó la cohesión del espacio.
El desencuentro entre las distintas líneas del peronismo se reflejó también en la relación con los intendentes del conurbano. Voces vinculadas a la gobernación sostienen que los jefes comunales no se habrían comprometido de lleno con la campaña nacional, lo cual influyó negativamente en el resultado. La señal más visible fue la pérdida de votos en bastiones históricos del justicialismo, donde La Libertad Avanza avanzó de manera significativa.
Los números del domingo 26 de octubre revelaron que el peronismo solo se impuso en 36 de los 135 municipios bonaerenses. En el conurbano, la fuerza libertaria recuperó terreno, lo cual evidenció una disminución del apoyo tradicional al oficialismo en ese núcleo urbano. Parte de este fenómeno fue atribuido a lo que algunos definieron como un "voto-intendente", sin correlato directo con la identidad partidaria.
Esta jornada electoral también modificó los planes dentro de la conducción nacional del PJ. En medio del repliegue tras los resultados, se evitó una exposición pública de los distintos referentes del espacio. Se acordó que Axel Kicillof fuera el único orador en el acto final, con el objetivo de contener el desánimo interno y asumir el liderazgo de la estrategia adoptada en la provincia.
Desde sectores kirchneristas reconocen que, tras los comicios, el peronismo no cuenta hoy con una figura nacional consolidada como candidata a la presidencia. La proyección de Kicillof, quien había ganado impulso luego de su victoria en septiembre, quedó momentáneamente suspendida ante el revés electoral de alcance federal.
Mientras crecen los cuestionamientos internos, distintas voces del PJ comenzaron a plantear la necesidad de reformular el rumbo del partido. En ese marco, referentes del espacio coincidieron en que la etapa actual exige una revisión profunda de su funcionamiento y de su representatividad a nivel nacional.
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