Buenos Aires,
Axel Olivares
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Propuesta Republicana (PRO), partido emblemático de la Ciudad de Buenos Aires el cual gobernó la Argentina entre 2015 y 2019 con Mauricio Macri a la cabeza, enfrenta en esta época una crisis en su esencia. El partido sigue liderando la ciudad que lo vio nacer, al mando de Jorge Macri, primo del expresidente, como también algunas intendencias, provincias y una gran porción de diputados y senadores en el Congreso de la Nación. Sin embargo, el PRO tiene hoy un perfil sumamente bajo llevándolo, como consecuencia, a una crisis de identidad. Esto tiene que ver, en parte, por el apoyo explícito, aunque moderado, de Mauricio Macri al gobierno de La Libertad Avanza, como también por el cargo el cual ocupa la expresidenta del PRO, Patricia Bullrich como ministra de Seguridad.
En medio de la incertidumbre por el camino que el partido debería seguir, el jueves 16 de mayo, Macri asumió nuevamente la presidencia del PRO. La asunción se dio en medio de una reunión virtual del consejo directivo del partido. "Desde este nuevo rol, el PRO va a seguir defendiendo el cambio, la libertad y la república, como siempre lo hemos hecho", declaró Macri en un comunicado oficial comprometiéndose a continuar con los valores del partido. En su cuenta oficial de X, el PRO publicó "Volvimos", luego de meses de inactividad. No obstante, el partido enfrenta desafíos más serios en torno a su identidad.
"Hace veinte años conformé este espacio político con la convicción de que los argentinos merecían una alternativa distinta a las décadas de bipartidismo. Vivimos muchas cosas, con aciertos y con errores, pero siempre manteniendo firme la convicción de que somos el cambio o no somos nada. En esta etapa tenemos más que cuando empezamos: gobernadores, intendentes, y muchos dirigentes con experiencia en todo el país", expresó Macri en el comunicado oficial
El gobierno de Javier Milei trajo grandes interrogantes sobre la posición que el PRO debería tomar. Durante las elecciones de 2023, mientras el candidato libertario se posicionaba en la extrema derecha, el perfil de centro derecha de Juntos por el Cambio hizo que el bloque se fuera desdibujando paulatinamente. La moderación dividió en dos a la coalición entre el exjefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y por otro Bullrich, ambos precandidatos durante las primarias presidenciales.
Luego de que Milei ganara las elecciones, el nombramiento de Bullrich, presidenta aun del PRO, como ministra de Seguridad del nuevo gabinete, resquebrajó a Juntos por el Cambio. Finalmente, la salida de la Unión Cívica Radical (UCR) de la coalición produjo el colapso de la fórmula electoral que le había permitido a Macri llegar a la presidencia de la Nación. Cada partido funcionó después bajo sus propios términos.
Pero, mientras que la UCR se posiciona en el lado opuesto al gobierno libertario, el PRO mantiene una actitud ambivalente. Por un lado, el ala macrista acompaña al Ejecutivo, pero no pierde el escepticismo cuando lo consideran pertinente. Por otro lado, los más cercanos a la ministra Bullrich prefieren solapar la etiqueta del PRO con la de La Libertad Avanza. En efecto, la esencia del partido resulta ambigua debido a que juega tanto de oficialista como de oposición. El PRO promete, con Macri a la cabeza, consolidar nuevamente el partido.