Sudán del Sur figura entre los destinos elegidos por Estados Unidos para deportaciones recientes, pese a su grave situación humanitaria y de seguridad
La administración de Donald Trump eligió un inusual destino para deportar a inmigrantes indocumentados: Sudán del Sur. Según un informe transmitido por France24, ocho personas, entre ellas dos ciudadanos cubanos, un mexicano y un único sursudanés, fueron trasladadas a ese país africano, uno de los más pobres del mundo y uno de los más afectados por conflictos internos.
La llegada de los migrantes se produjo en Yuba, la capital de Sudán del Sur, tras la autorización de la Corte Suprema de Estados Unidos. El tribunal respaldó la expulsión pese a las advertencias del Departamento de Estado sobre los riesgos de seguridad que enfrenta la población en ese país. Según la información del mismo medio, esta acción forma parte de un envío más amplio, que incluye 80 migrantes de diferentes nacionalidades.
Ernesto Castañeda, director del Laboratorio de Inmigración en American University, declaró en la emisión: "Hay muchas preguntas alrededor de esta deportación a Sudán del Sur. Primero que nada, estamos hablando de un número muy pequeño de personas, ocho personas" . En referencia a la aceptación por parte del gobierno sursudanés, agregó que "el gobierno de Sudán del Sur había aceptado recibirlos de manera temporal y que no iba a haber necesariamente un aspecto punitivo tampoco" .
Destacó entre los casos el del ciudadano mexicano deportado a Sudán del Sur. Según explicó Castañeda, "todas las indicaciones son que México aceptaría esa deportación de su conciudadano" , pero las autoridades estadounidenses argumentaron que México no había respondido afirmativamente a la solicitud de recepción.
La política de tercer país implementada por Estados Unidos no se limita a Sudán del Sur. Entre los destinos utilizados figuran también El Salvador, donde 300 migrantes fueron enviados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), así como Panamá y Costa Rica, que recibieron ciudadanos provenientes de China, Pakistán, Afganistán, Uzbekistán y otros países asiáticos.
En el caso de Panamá, las autoridades locales confirmaron la llegada de 119 deportados procedentes de diversas naciones, entre ellas Irán y Nepal. Costa Rica, por su parte, informó la recepción de 135 personas provenientes de Asia Central y del Sudeste Asiático. Estas deportaciones forman parte de acuerdos bilaterales y de decisiones unilaterales del gobierno estadounidense, que busca reducir el número de personas detenidas en sus centros migratorios.
Desde hace años, Sudán del Sur, país que declaró su independencia en 2011, enfrenta una crisis humanitaria agravada por conflictos armados y la falta de recursos básicos. Organismos internacionales advirtieron sobre el deterioro de la seguridad y el respeto a los derechos humanos en este país que es el más joven del mundo.
Según el reporte de France24, el propio Departamento de Estado estadounidense reconoció que Sudán del Sur "no es seguro para sus ciudadanos". Pese a ello, la Corte Suprema permitió la deportación, bajo el argumento de que el país africano aceptó temporalmente a los migrantes.