El procesador resolvió un problema lógico con velocidad exponencial, demostrando una ventaja clara sobre computadoras clásicas por primera vez
Se logró resolver con éxito un complejo problema matemático utilizando una computadora cuántica real, lo que representa la primera evidencia experimental clara de su ventaja sobre las máquinas clásicas. Mediante el uso del procesador Eagle de IBM, con capacidad de 127 qubits, se resolvió el problema de Simon a una velocidad exponencialmente superior a la alcanzada con algoritmos tradicionales.
Es un desafío lógico que busca identificar un patrón oculto dentro de una función desconocida, al encontrar dos entradas distintas que produzcan la misma salida. Para computadoras convencionales, esta tarea implica probar una gran cantidad de combinaciones, mientras que una computadora cuántica puede abordar múltiples opciones simultáneamente gracias a la superposición de estados de los qubits.
Los experimentos se centraron en medir el número de consultas necesarias para alcanzar la solución, conocido como NTS (Número de Consultas al Oráculo). Los algoritmos cuánticos demostraron un crecimiento logarítmico en comparación con el crecimiento exponencial de los métodos clásicos, una diferencia que sustenta la afirmación de ventaja cuántica.
El procesador de IBM fue configurado con trenes de pulsos electromagnéticos precisos, optimizando el control sobre los qubits. Para reducir errores durante los cálculos, se aplicaron técnicas como el "desacoplamiento dinámico", que preserva el estado cuántico de los bits, y la "transpilación", que traduce el código original a una versión más eficiente.
Daniel Ryder, profesor de la Universidad de California Sur y cofundador de la startup Quantum Elements, declaró que "ya se habían observado algunas ventajas cuánticas modestas, pero esta aceleración exponencial es la prueba más fuerte hasta ahora del verdadero poder''.
Aunque este resultado no implica aplicaciones prácticas inmediatas, debido a que el problema es una tarea específica diseñada para una función conocida, representa un logro esencial en la validación de la tecnología funcional. El siguiente desafío será aplicar este tipo de aceleración en problemas más complejos y con implicaciones prácticas directas, sin depender de oráculos predefinidos.
Pese a las limitaciones actuales, este avance puede ser una confirmación contundente de que las computadoras cuánticas pueden operar tal como predicen los modelos teóricos, dando un paso decisivo en el tránsito de la teoría a la práctica.