Investigadores proponen que la realidad virtual podría aplicarse para activar defensas inmunológicas previas al contacto real con patógenos
La realidad virtual (RV) podría convertirse en una herramienta médica para estimular el sistema inmunológico, de acuerdo con un estudio publicado el 28 de julio en la revista Nature Neuroscience. Científicos observaron que al exponer a personas sanas a imágenes virtuales de individuos con síntomas de enfermedad, sus cerebros activaron una respuesta inmune comparable a la que se produce tras una vacunación.
El experimento fue conducido por un equipo del Hospital Universitario de Lausana, Suiza, liderado por el neurocientífico Andrea Serino. Los voluntarios usaron gafas de RV para interactuar con avatares humanos que mostraban tos, erupciones cutáneas u otros síntomas. Sin contacto físico, la proximidad visual bastó para generar actividad cerebral en regiones asociadas al espacio personal y la detección de amenazas.
"[El cerebro] predice lo que está sucediendo [y] selecciona la respuesta adecuada", explicó Serino al referirse al mecanismo observado. Esta reacción provocó un aumento en la frecuencia de células linfoides innatas, elementos clave de la respuesta inmunológica temprana del organismo. La activación fue comparable a la observada en un segundo grupo que recibió una vacuna contra la gripe, utilizada como referencia para una exposición biológica real.
El inmunólogo Isaac Chiu, de la Facultad de Medicina de Harvard, que, a pesar de no haber participado en el estudio, calificó el hallazgo como un ejemplo de coordinación entre "dos de los sistemas más complejos del cuerpo". Destacó que tanto el sistema nervioso como el inmunológico "interactúan con el entorno y establecen protección contra peligros potenciales como los patógenos".
A partir de estos resultados, los autores plantean que los entornos virtuales podrían incorporarse en estrategias médicas para reforzar respuestas inmunitarias, particularmente en el contexto de nuevas vacunas. De comprobarse su eficacia, esta técnica permitiría estimular defensas sin exponer directamente al organismo a agentes infecciosos, abriendo nuevas posibilidades para la prevención y preparación ante enfermedades transmisibles.