Estudio revela declive del 79% en hormigas endémicas de Fiji

Investigadores analizan genomas de museo para rastrear tres siglos de cambios en Fiji

Los genomas de especímenes de museo permitieron rastrear siglos de cambios en poblaciones de hormigas, mostrando una reducción histórica en Fiji

El 79% de las especies de hormigas endémicas de Fiji se encuentra en declive poblacional, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Science. La investigación fue desarrollada por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST), mediante técnicas genómicas aplicadas a especímenes de museo que abarcan más de tres siglos de registros históricos. Los hallazgos indican que las especies invasoras prosperan en contraste con las nativas, lo cual representa una señal de alerta para la biodiversidad global.

La investigación se realizó en el archipiélago de Fiji, en Oceanía, considerado un entorno de alto endemismo y aislamiento. Los científicos identificaron una correlación entre la llegada de humanos hace unos 3,000 años y el inicio de la disminución de especies nativas. Los periodos de mayor declive ocurrieron en los últimos 300 años, coincidiendo con la colonización europea, el comercio internacional y los cambios en el uso del suelo.

Para superar la falta de monitoreo histórico, los investigadores utilizaron un método denominado museumomics. Este consiste en extraer ADN de especímenes preservados en colecciones biológicas y compararlo con análisis actuales. "Puede ser difícil estimar los cambios históricos en las poblaciones de insectos, ya que, salvo contadas excepciones, no hemos monitoreado directamente las poblaciones a lo largo del tiempo", indicó Evan Economo, investigador del OIST. Posteriormente agregó: "Los genomas contienen evidencia de si las poblaciones están creciendo o disminuyendo, lo que nos permite reconstruir cambios en toda la comunidad".

De acuerdo a los resultados, mientras las hormigas endémicas se reducen, las especies introducidas por actividad humana aumentan su presencia y distribución. Este patrón se aceleró tras el contacto europeo y la expansión de prácticas agrícolas modernas. Según Cong Liu, líder de la investigación, "al ser ecosistemas cerrados y aislados, se espera que las islas sientan más rápidamente los efectos del impacto humano, por lo que son una especie de ‘canario en la mina’". Añadió además: "la mayoría de las extinciones registradas históricamente han ocurrido en sistemas insulares".

El estudio también resalta el valor de las colecciones biológicas como fuente de información para comprender cambios ambientales a gran escala. Alexander Mikheyev, investigador de la Universidad Nacional Australiana y coautor, señaló: "A medida que nuestras herramientas científicas se amplían, podemos recopilar cada vez más información de las colecciones de biodiversidad, por lo que es fundamental que sigamos invirtiendo en estos recursos vitales y manteniéndolos".

Aunque la metodología permitió reconstruir tendencias históricas, los autores reconocieron limitaciones por la degradación del ADN en especímenes antiguos y la ausencia de observaciones directas recientes. En consecuencia, plantean extender el enfoque hacia otros insectos y archipiélagos, además de incorporar monitoreo contemporáneo mediante trampeo y observaciones ecológicas.