Empresas de semiconductores en EE. UU. enfrentarían aranceles si no producen localmente la misma cantidad de chips que importan del extranjero
La administración del presidente Donald Trump considera un esquema que impondría aranceles a las compañías de semiconductores estadounidenses si no producen en el país la misma cantidad de chips que se importan. El diario The Wall Street Journal informó sobre esta propuesta, citando fuentes anónimas quienes describieron cómo funcionaría la medida en caso de aplicarse a la industria tecnológica.
Según el reporte, la política establecería una proporción 1:1 entre producción local y compras externas. Las empresas que no cumplan con esta regla estarían sujetas a tarifas adicionales, aunque no se ha definido un cronograma claro para alcanzar el objetivo. Desde principios de agosto, Trump ha mencionado la posibilidad de aplicar aranceles a la industria de semiconductores con el fin de reducir la dependencia de la producción extranjera.
Considerado un enfoque inusual en la estrategia de manufactura tecnológica, este modelo condiciona la capacidad nacional al volumen de importaciones. Si bien la medida podría incrementar la fabricación doméstica en el futuro, existe el riesgo de que afecte temporalmente a la industria estadounidense hasta que la producción interna sea suficiente para cubrir la demanda.
Los retos de infraestructura ilustran la complejidad real de cumplir con esta exigencia. La planta de Intel en Ohio, cuya apertura estaba prevista inicialmente para este año, ha sufrido múltiples retrasos y ahora proyecta su lanzamiento en 2030. Este aplazamiento refleja las dificultades que enfrenta la instalación de complejos de manufactura de alta tecnología en plazos cortos, incluso para empresas líderes del sector.
En paralelo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) anunció en marzo un compromiso de 100 mil millones de dólares durante los próximos cuatro años para respaldar plantas de producción de chips en Estados Unidos. Aunque la compañía no ofreció detalles adicionales sobre la aplicación de esta inversión, su anuncio marca uno de los planes de expansión más ambiciosos de la industria y se enmarca en los esfuerzos globales por diversificar las cadenas de suministro.
Además, el posible esquema de aranceles se plantea en un contexto de alta demanda global de semiconductores, un componente esencial para sectores estratégicos como telecomunicaciones, defensa, salud y automoción. La presión sobre la capacidad de producción ha generado un escenario en el que Estados Unidos busca fortalecer su posición frente a la competencia internacional y garantizar un suministro estable de tecnología crítica.
Con el retraso de proyectos locales y la entrada de grandes inversiones extranjeras, el debate sobre cómo equilibrar importaciones y producción nacional sigue abierto. La propuesta de Trump introduce una dinámica inédita en la industria, al vincular de manera directa las compras externas con la capacidad de manufactura doméstica. A medida que avanza la discusión, el futuro de la política de semiconductores en Estados Unidos podría marcar un punto de inflexión para la competitividad tecnológica del país.