Peso mexicano avanza frente al euro mientras el caos fiscal en EE.UU. y la falta de datos oficiales elevan la tensión en los mercados financieros
El comportamiento reciente del peso mexicano refleja un contexto internacional inestable, impulsado principalmente por el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos y una serie de datos económicos mixtos a nivel global. Bajo estas condiciones, el peso logró fortalecerse frente al euro durante el arranque de semana, en una jornada donde predominaron los movimientos tácticos en los mercados de divisas.
De acuerdo con un análisis correspondiente al 6 de octubre de 2025, Felipe Barragán, estratega de investigación de mercados en Pepperstone, compartido con NotiPress, la falta de información oficial en Estados Unidos —por la paralización de agencias gubernamentales en su sexto día— obliga a los actores financieros a basarse en proyecciones privadas y modelos alternativos. Esta situación genera una prima de incertidumbre sobre el calendario de decisiones monetarias en la Reserva Federal (Fed), con una expectativa generalizada de recorte, aunque sin claridad sobre su momento exacto.
Además del entorno estadounidense, Barragán identificó otros factores que contribuyen a brindar soporte al peso. Por un lado, el precio internacional del petróleo mostró firmeza, en respuesta a un ajuste de producción menor al anticipado por la OPEP+. Este comportamiento favorece indirectamente a la economía mexicana mediante su canasta de exportaciones. Por otro, persiste el interés por instrumentos financieros de mercados emergentes con tasas de interés elevadas, aunque con menor fuerza respecto a semanas previas.
En el ámbito interno, la inflación nacional continúa como variable determinante para las decisiones de política monetaria. Durante la primera quincena de septiembre, el índice general se ubicó en 3.74% a tasa anual, mientras la inflación subyacente alcanzó 4.26%. Bajo este panorama y con señales de un crecimiento económico moderado, el Banco de México mantiene una postura gradual en su manejo de tasas, considerando la persistencia de presiones en componentes no volátiles del índice.
Barragán explicó que el diferencial entre tasas de interés en México y Estados Unidos actúa como un amortiguador frente a la volatilidad internacional. Sin embargo, cualquier modificación en las expectativas del mercado respecto a la Fed —condicionadas en gran parte por el desarrollo del cierre fiscal— se traslada con rapidez al comportamiento del peso mexicano en los mercados globales.
Respecto al corto plazo, el análisis señala tres elementos clave que podrían incidir sobre la evolución del tipo de cambio: la duración del cierre del gobierno estadounidense, la publicación de datos económicos locales —particularmente inflación y producción industrial— y el dinamismo de los precios internacionales de materias primas. Aunque el petróleo mantiene cierto nivel de soporte, la demanda internacional presenta signos de enfriamiento que limitan su efecto expansivo sobre economías exportadoras.
Finalmente, en este escenario, el análisis concluye que la moneda mexicana se beneficia de elementos estructurales sólidos, aunque su desempeño permanece vinculado a eventos de alta sensibilidad informativa. La operativa en torno al peso sigue sujeta a un entorno donde cada nuevo dato o anuncio en Washington puede provocar oscilaciones abruptas.