En un contexto de salud pública estadounidense marcado por la actitud anticientífica, la población con autismo se encuentra vulnerable a las políticas
En la opinión de científicos y organizaciones médicas estadounidenses, las personas con autismo se encuentran en una situación de vulnerabilidad frente a las políticas de salud del presidente Donald Trump. De acuerdo con Autism Society, la figura de Robert F. Kennedy Jr como funcionario de salud pública impulsó una serie de medidas anticientíficas que resignifican peligrosamente al autismo como una epidemia.
De acuerdo con un comunicado de la Casa Blanca, el autismo es un condición compleja que requiere ser atendida con tratamiento y prevención respecto a los factores de riesgo. Si bien las autoridades señalaron la importancia de invertir en infraestructura e impulsar el desarrollo de medicinas para las personas con autismo, el discurso público mantiene a esta condición bajo estigma.
Entre los episodios de polémica sobre el autismo en Estados Unidos, se encuentran las declaraciones del presidente Trump, quien responsabilizó el consumo de Tylenol (paracetamol) durante el embarazo. Para el jefe de estado norteamericano, el consumo de esta medicina es la causa del incremento del autismo; ello pese al incremento de visibilidad de los diagnósticos señalados por especialistas de la salud.
Según el médico pediatra en el Hospital Infantil de Filadelfia, Paul Offit, el primer mandato de Trump estuvo marcado por un discurso anticientífico respecto al uso de vacunas. Durante ese periodo, el presidente señaló que el autismo es una condición propagada por las jornadas de vacunación de sus predecesores. Bajo esta línea, científicos mantienen la alerta por la postura oficial de la Casa Blanca respecto al desarrollo de fármacos como tratamientos.
Con declaraciones de científicos estadounidenses, The Transmitter informó el 7 de octubre que Kennedy Jr. impulsa la aprobación de un fármaco basado en leucovorina para presuntamente tratar el autismo. A través de una relación entre bajos niveles de folato cerebral detectados en ciertos grupos con autismo, el funcionario estadounidense aprovechó huecos administrativos y legales para acelerar el proceso de aprobación por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).
Por su parte, Autism Society subrayó la necesidad de contar con un sistema de salud preparado, cuya infraestructura esté basada en ciencia y compasión para el tratamiento de las personas con autismo en Estados Unidos. El rechazo al autismo entre la sociedad estadounidense tiene el potencial de aislar a un sector de la población que se actualmente encuentra con dificultades laborales y académicas, agregó la organización médica.
A través del discurso del Partido Republicano, los movimientos antivacunas y el rechazo a los tratamientos farmacológicos como el paracetamol podrían tener repercusiones en el sistema de salud. La crisis de la pérdida de inmunidad de rebaño por la falta de vacunación ocupa un lugar importante de preocupación entre la comunidad científica, especialmente por la posibilidad de padecer una nueva pandemia.
Tras las afectaciones sanitarias por la pandemia de Covid-19, los movimientos antivacunas ganaron presencia en México, informó en 2021 la Consulta Mitofsky. Al respecto, una publicación de la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA) informó que el incremento de posturas en contra de las vacunas representan un riesgo a la salud pública por el surgimiento de nuevos brotes de enfermedades anteriormente controladas, como en el caso del sarampión.