La violencia opaca la carrera electoral en Perú

Candidatos atacados a tiros, asesinatos impunes y un gobierno con baja aprobación enturbian el inicio de las elecciones primarias en Perú

Crece la tensión en Perú tras ataques a figuras políticas, mientras las primarias exponen la fragilidad del sistema partidario

El proceso electoral en Perú comenzó bajo una ola de violencia y tensión política que ya condiciona la carrera presidencial de 2026. El martes 2 de diciembre, el precandidato Rafael Belaunde Llosa fue atacado a balazos mientras conducía por el distrito de Cerro Azul, al sur de Lima. Según informó el comandante Óscar Arriola, "él hace esta rutina dos o tres veces por semana. Aparecen estos dos sujetos y empiezan a disparar contra el vehículo que él conducía".

Belaunde Llosa resultó con heridas leves por esquirlas, tras repeler la agresión con su arma personal. Pedro Cateriano, su compañero de fórmula, declaró: "Es un mal inicio de la campaña. Creo que los peruanos sabemos lo que es la violencia. Lamentablemente, estamos atravesando un contexto de delincuencia activa. Hay que rechazar con firmeza este ataque".

Tres días antes, Percy Ipanaqué Navarro, aspirante al Congreso por Juntos por el Perú, fue asesinado en Piura. El político fue interceptado por motociclistas armados mientras se desplazaba cerca de un cementerio. Gino Costa, exministro del Interior, calificó el hecho como "un grave atentado contra la vida de Rafael Belaunde" y exigió al Ejecutivo "dar las garantías a los postulantes a la presidencia y detener la violencia electoral ya".

Estos ataques ocurrieron mientras se desarrollaba la primera fase de las elecciones primarias obligatorias, en las que 39 partidos deben elegir sus candidaturas presidenciales, legislativas y para el Parlamento Andino. Se trata de la primera vez que este proceso se lleva a cabo bajo supervisión simultánea y fiscalizada por el sistema electoral. Las modalidades incluyen votación directa en dos partidos y elección por delegados en los otros 37. La siguiente jornada está prevista para el 7 de diciembre.

Paralelamente al calendario electoral, Perú atraviesa una de las etapas más inestables de su vida institucional. El actual presidente, José Jerí, asumió en octubre tras la caída del gobierno anterior y enfrenta una creciente crisis de seguridad. Declaró estado de emergencia en Lima y Callao, aunque el promedio de homicidios alcanzó 5.36 por día, según datos del Sinadef, el nivel más alto desde 2017. "Nuestra tarea hoy es impedir que estos números sigan creciendo", afirmó el mandatario.

Además, el Ejecutivo declaró el estado de emergencia en la región fronteriza de Tacna tras un incremento del flujo migratorio desde Chile. El ministro del Interior, Vicente Tiburcio, señaló que "vamos a tener el apoyo de las Fuerzas Armadas para reforzar toda la parte fronteriza de Tacna". Aunque las autoridades señalan un objetivo preventivo, la medida añade tensión al entorno político y social en el inicio de la campaña.

Perú tuvo siete presidentes en menos de una década, y al menos cuatro de ellos enfrentan procesos judiciales o están en prisión preventiva. La fragmentación partidaria, la desconfianza ciudadana y la presencia activa de sectores juveniles en protestas recientes completan un panorama electoral frágil, donde los episodios de violencia ya marcaron el inicio de una contienda crucial.