Estados Unidos refuerza su presencia en Sudamérica mientras Perú abre espacio a ejercicios armados con tropas extranjeras durante 2026
La llegada de tropas armadas de Estados Unidos a territorio sudamericano vuelve a centrar la atención internacional en el avance militar de Washington en la región. En un hecho sin precedentes recientes, el Congreso de Perú aprobó por mayoría la presencia de efectivos del Departamento de Defensa durante todo 2026, abriendo un nuevo capítulo en la relación de seguridad entre ambas naciones.
Aprobada con 73 votos a favor, la Resolución Legislativa 13436/2025-CR autoriza el ingreso de personal militar estadounidense armado desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre del próximo año. Según el texto oficial, los militares participarán en actividades de cooperación y entrenamiento conjunto con las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú.
Cada grupo desplegado operará en rotaciones de tres a seis meses, según lo establecido en el anexo técnico del dispositivo legal. Las unidades nacionales involucradas abarcan desde comandos especiales hasta divisiones antidrogas y de inteligencia. La normativa se ampara en el artículo 102 de la Constitución del Perú y en la Ley 27856, que regula la entrada de tropas extranjeras.
Aunque se trata de un acuerdo bilateral formal, su ejecución reavivó el debate sobre el papel de Estados Unidos en la política de defensa regional. La resolución legislativa peruana se suma a un conjunto de acciones recientes encabezadas por el Comando Sur, como parte de una estrategia más amplia que combina cooperación militar, operaciones marítimas y asesoría en seguridad.
Desde septiembre de 2025, Estados Unidos intensificó sus intervenciones en el Pacífico Sur y zonas adyacentes mediante la Operación Lanza del Sur. Esta iniciativa, impulsada por el Pentágono, busca interrumpir redes de narcotráfico mediante ataques a embarcaciones identificadas como parte de organizaciones designadas como terroristas. "La inteligencia confirmó que el buque transportaba narcóticos ilícitos y transitaba por una ruta conocida de narcotráfico en el Pacífico Oriental", indicó el Comando Sur el 4 de diciembre.
El presidente Donald Trump respaldó públicamente este tipo de operativos. Durante una rueda de prensa realizada el 2 de diciembre, afirmó: "No permitiremos que organizaciones criminales usen el mar para infiltrar drogas en nuestro país. Hemos salvado miles de vidas al cortar estas rutas".
La presencia prolongada de militares estadounidenses en Perú fue interpretada por analistas internacionales como un posible esfuerzo por consolidar alianzas tácticas en Sudamérica. La región, históricamente sensible a la intervención externa, enfrenta actualmente una creciente militarización de la lucha contra el crimen organizado, lo que podría modificar los equilibrios de poder locales.
De forma paralela, la implementación del Plan Bratton en Perú —un modelo de seguridad basado en estrategias de vigilancia territorial desarrolladas en Nueva York— refuerza la percepción de un alineamiento creciente con doctrinas extranjeras. "La próxima semana llegarán especialistas extranjeros para asesorar la implementación del llamado Plan Bratton", anunció el presidente interino José Jerí.
El despliegue militar estadounidense en un país sudamericano, amparado en legislación interna y en acuerdos de cooperación, plantea interrogantes sobre la autonomía regional en materia de seguridad. Aún no se informó si otros países adoptarán medidas similares o si este movimiento responde a una estrategia coordinada más amplia.