• En las instituciones de salud públicas, médicos administran sedante Midazolam con etiquetado en ruso

Los problemas de abasto de medicamentos que padecen los usuarios de servicios del sistema público de salud siguen dándose como consecuencia directa del fallido cambio del sistema de compras públicas emprendido por el gobierno federal desde finales de 2018.

Estos problemas apenas comienzan y amenazan con agudizarse, de acuerdo con la investigación realizada por la organización de la sociedad civil Impunidad Cero.

Por ejemplo, dijo esta organización, el boletín 002/21 fechado el pasado 7 de febrero por la empresa paraestatal Birmex, que encabeza Pedro Zenteno Santaella, que tiene a su cargo la distribución, adquisición y comercialización de medicamentos e insumos para la salud, confirma la problemática del abasto que hay en otro conjunto de medicamentos.

Y es que la empresa paraestatal, como respuesta a la información pública sobre el desabasto de medicamentos, informó que realizó la adquisición de medicamentos para hacer frente a la demanda nacional. Incluso, señaló como logro de orden “mundial” la obtención de un lote de más de 3 millones de unidades de seis medicamentos (Midazolam, Dexmedetomidina, Propofol, Enoxaparina, Rocuronio y Norepinefrina) con un costo de alrededor de 2 mil millones de pesos, provenientes de Lituania, Madrid e Italia, el cual -según la empresa- garantiza el suministro por dos meses, dijo en su investigación Impunidad Cero.

En el caso del sedante Midazolam, el comunicado refiere que se adquirieron 244 mil 690 unidades, para emplearse en la atención de pacientes que sufren los efectos del Covid-19, 122 mil 345 cajas o unidades para febrero y otra cantidad igual para marzo. Sin embargo, esta cifra es 33% menor a la cantidad consumida mensualmente durante el año pasado que, de acuerdo con los datos del INEFAM, asciende a 183 mil 420 unidades mensuales, mismas que fueron abastecidos mes a mes durante todo el 2020 por empresas establecidas en nuestro país.

Además, hay que recordar que hasta el momento no ha concluido la licitación que, derivado de la reforma a la Ley de Adquisiciones y al Convenio suscrito entre el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) y la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), realizada en julio pasado, será hasta mayo próximo que se tendrán los primeros suministros derivados de esa compra consolidada de medicamentos.

Pero el problema no concluye con ya grave fenómeno de desabasto que afecta a pacientes y familiares, a médicos y enfermeras, así como a las instituciones públicas de salud, ya que se está utilizando el medicamento Midazolam (sedante utilizado antes de los procedimientos de intubación) -proveniente de Letonia- rotulados en ruso y sin etiquetado en español, como lo manda la Ley General de Salud, el Reglamento de Insumos para la Salud y la Norma 072 de etiquetado. Es conocido el caso del Hospital 20 de noviembre del ISSSTE, añadió en su investigación este organismo.

Contar con el etiquetado en español, explicó, evita errores en la administración y daños en los pacientes, pues en este se presentan los datos básicos de identificación de un medicamento: sustancia activa, contenido del empaque, gramos de la presentación, fecha de caducidad, condiciones para su adecuado almacenamiento entre otras. Además, permite realizar la trazabilidad del producto que permitan actuar con agilidad en caso de problemas de prescripción, aplicación del medicamento o de efectos adversos que se generen por su empleo (farmacovigilancia).

Estos elementos son vitales en el uso cotidiano de los medicamentos por los profesionales de la salud, más aún cuando se está en condiciones de estrés como los que lamentablemente están padeciendo los médicos y las enfermeras que se encuentran día a día atendiendo los efectos de la pandemia entre los mexicanos que acuden a las instituciones de salud públicas, explico Impunidad Cero.

Permitir el uso de medicamentos que no cumplan con la regulación necesaria de etiquetado representa un escenario de alto riesgo por la dificultad o imposibilidad práctica tanto de profesionales de la salud como de los pacientes de que, en la eventualidad de ocurrir efectos adversos, ¿Quién se responsabiliza de la trazabilidad del producto en caso de que sea necesario su retiro por desviaciones vinculadas con temas de problemas de calidad, seguridad o eficacia del producto?

Hasta ahora se ignora cómo es que se autorizó el uso de estos medicamentos sin contar con este requisito sanitario de primera importancia con lo que, en marco de la pandemia que estamos sufriendo, además de desabasto estamos a punto de afrontar una innecesaria exposición al riesgo de la salud de los mexicanos, finalizó la organización.