Ciudad de México,
Axel Olivares
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Una pregunta frecuente dentro del mercado es por qué los individuos están dispuestos a pagar precios más altos por algunos bienes en comparación con otros. Una posible respuesta la da el economista Frank Shostak en un artículo publicado por el Instituto Mises. Si bien la explicación convencional se basa en las leyes de la oferta y la demanda, Shostak sugiere que es esencial profundizar más allá y analizar la ley de la utilidad marginal decreciente.
Esta ley, parte fundamental de la economía tradicional, establece que a medida que se consume más de un bien en un periodo determinado, la satisfacción o utilidad derivada de cada unidad adicional tiende a disminuir. Por ejemplo, un helado: la satisfacción del primer helado es mayor en comparación al del segundo, y la del tercero es aún menor. Por ende, a medida que aumenta la oferta de un bien, la utilidad marginal de ese producto disminuye, lo cual se refleja en un menor precio que los consumidores están dispuestos a pagar. Sin embargo, la Escuela Austriaca de Economía, a través de la obra de Carl Menger, ofrece una explicación alternativa a esta teoría.
De acuerdo con Menger, la formación del valor no se basa en una utilidad marginal general, sino en la jerarquización subjetiva de los fines que los bienes pueden cumplir. En este enfoque, los individuos no valoran los bienes en términos absolutos, sino en función de qué necesidades pueden satisfacer y en qué orden. Por ejemplo, si un panadero llamado Juan posee cuatro barras de pan, asigna un propósito específico y un orden de importancia a cada una. La primera barra, al ser fundamental para su subsistencia, tiene un valor subjetivo mayor que las demás.
Shostak explica que, para Menger, cada barra de pan se valora en función de la utilidad del fin menos importante que asegura, conocido como el "fin marginal". Este enfoque muestra que la utilidad de un bien no se incrementa o se suma en cada unidad, como propone la economía dominante, sino que se clasifica ordinalmente de acuerdo con los fines específicos que logra en un momento dado.
La escasez, otro elemento clave en esta teoría, también influye en el valor de los bienes. Si un bien es más escaso, como el oro en comparación con el pan, su precio será más alto, incluso si el pan es vital para la subsistencia humana. Esto se debe a que los individuos asignan valor en función de la escasez relativa y los fines que un bien puede alcanzar.
En esta línea, Shostak critica la economía dominante por su enfoque de utilidad total y marginal, señalando que la verdadera valoración depende de las circunstancias subjetivas y cambiantes de cada individuo. De acuerdo con Menger, "el valor no es algo inherente a los bienes, sino un juicio que las personas hacen sobre la importancia de los mismos para el mantenimiento de sus vidas y bienestar". En otras palabras, el valor es una construcción mental y no una característica fija de los bienes.
Para concluir, Shostak sostiene que la teoría de Menger sobre la utilidad marginal y la formación del valor está profundamente vinculada a los fines y metas fijadas por los individuos. Por tanto, la valoración de los bienes es siempre subjetiva y depende de las prioridades cambiantes y las limitaciones del entorno en donde se encuentran las personas.