Ciudad de México,
Judith Moreno
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El efecto lápiz labial, término acuñado por Leonard Lauder, fundador de Estée Lauder Companies, recupera protagonismo en Estados Unidos durante 2025. La referencia aparece nuevamente en discusiones públicas tras un periodo de desconfianza hacia datos oficiales sobre inflación y empleo, situación analizada en un reportaje publicado por Forbes US.
Durante recesiones o periodos de presión económica, consumidores suelen reducir gastos mayores y mantener compras de bajo costo consideradas lujos accesibles. La observación realizada por Lauder en décadas anteriores derivó en la creación de un indicador alternativo, ahora retomado por analistas como una forma de medir el ánimo de la población frente a la inestabilidad.
Informes de Forbes señalan cómo el incremento en ventas de cosméticos, en particular del lápiz labial, se interpreta como señal de ajustes en los patrones de consumo. Se trata de un comportamiento repetido en distintas crisis, desde principios de siglo hasta el presente, y vuelve a ganar interés debido al debate político en torno a la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS).
Así, el despido de Erika McEntarfer, excomisionada de la BLS, y el nombramiento de E.J. Antoni, economista cercano a Heritage Foundation, provocaron dudas sobre la credibilidad de informes oficiales. Ante este escenario, medidas no convencionales recobran atención. Entre ellas, el índice del lápiz labial figura como ejemplo de señal cultural que refleja comportamientos cotidianos relacionados con confianza del consumidor.
Las cifras del sector cosmético muestran cómo las ventas mantienen resiliencia frente a otros segmentos de la economía. Esta tendencia no garantiza predicciones exactas sobre crecimiento o recesión, aunque sirve como control de coherencia para analistas en ausencia de datos confiables o en contextos de retraso en reportes gubernamentales.
Especialistas citados por el medio insisten en que ningún indicador aislado sustituye la importancia de series históricas oficiales. Ran Shorrer, profesor de la Universidad Estatal de Pennsylvania, explicó que la ventaja principal de estadísticas públicas consiste en ofrecer comparaciones consistentes a lo largo de los años. Esa base de referencia no siempre se replica en alternativas, lo cual limita su capacidad de proyectar cambios estructurales.
Otro ejemplo mencionado en el mismo reportaje corresponde a la advertencia de Joshua Blumenstock, académico de la Universidad de California en Berkeley. Su análisis recordó la experiencia de Google Flu Trends, herramienta la cual en 2008 prometía anticipar brotes de gripe mediante búsquedas en internet. Con el tiempo, cambios en algoritmos y variaciones mediáticas distorsionaron los resultados, volviendo inexacto un modelo el cual inicialmente parecía innovador.
Bajo ese marco, el efecto lápiz labial no escapa a limitaciones similares. Variaciones en preferencias de los consumidores, lanzamiento de productos virales o campañas publicitarias influyen en la señal que transmite este indicador. Aun así, su persistencia en ciclos económicos de distintas décadas lo mantiene vigente en conversaciones académicas, financieras y culturales.
Finalmente, el interés renovado por este índice alternativo refleja la búsqueda de herramientas complementarias para interpretar dinámicas económicas. Su carácter simbólico vincula directamente la macroeconomía con hábitos de consumo cotidiano, un aspecto que explica su permanencia en debates contemporáneos. Forbes destaca que, más allá de modas o ajustes metodológicos, estas referencias invitan a considerar perspectivas adicionales en el análisis del bienestar económico y la situación de Estados Unidos.