
Foto: Axel Olivares (Composición/NotiPress)
En medio de un entorno económico marcado por la inflación persistente, preocupaciones por una recesión y el más extenso cierre gubernamental en la historia del país, economistas y analistas de Wall Street advierten sobre una división creciente en el consumo dentro de Estados Unidos. Según declaraciones recientes y reportes corporativos, los hogares estadounidenses muestran comportamientos de gasto divergentes según su nivel de ingreso, una señal de que la economía podría estar adoptando una forma de "K".
Durante octubre de 2025, JP Morgan Chase reportó que el crecimiento de ingresos para la población entre 25 y 54 años se desaceleró del 3% al 2% anual, cifra comparable a la registrada durante la crisis financiera entre 2007 y 2009. A esta tendencia se suman datos observados por la Reserva Federal. Su presidente, Jerome Powell, declaró que "los consumidores en el extremo inferior están luchando", aludiendo a los informes de ganancias empresariales y un mercado laboral en desaceleración.
Powell también señaló que el gasto general se ha mantenido firme, pero advirtió que podría estar impulsado principalmente por "consumidores de altos ingresos". En contraste, afirmó que "los estadounidenses de bajos ingresos están reduciendo su gasto, mientras que los de mayores ingresos continúan gastando".
Una encuesta de TD Securities tomada respaldó esta visión, revelando una "economía claramente bifurcada", según Tristan Margot, jefe de contenido temático de la firma. El análisis mostró que menos hogares con ingresos altos están restringiendo su consumo, mientras que los de ingresos medios y bajos presentan una "ansiedad económica persistente".
En este contexto, la pausa en el financiamiento del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) podría generar consecuencias adicionales. Más de 41 millones de personas dependen de los llamados "cupones de alimentos" y su suspensión, como consecuencia del shutdown, puede abrir más la brecha.
Desde el ámbito corporativo, compañías como McDonald’s, Procter & Gamble y Chipotle han reportado cambios en el comportamiento de sus consumidores. "En Estados Unidos, seguimos viendo una base de consumidores bifurcada", indicó Chris Kempczinski, CEO de McDonald’s, a Forbes, destacando que el tráfico en sus restaurantes entre consumidores de bajos ingresos cayó en dos dígitos durante el último trimestre, mientras que el segmento de ingresos altos mantuvo un crecimiento sólido.
El término "economía en forma de K" ha sido utilizado para describir periodos en los que distintos sectores o grupos demográficos se recuperan a ritmos distintos. Estados Unidos ya mostró señales de este fenómeno tras la pandemia de COVID-19, cuando sectores como tecnología y finanzas prosperaron, mientras otros enfrentaban despidos y recortes de jornada.
Actualmente, la percepción general de los consumidores refleja un malestar creciente. Mientras crece el pesimismo en el mercado laboral, factores externos alimentan las preocupaciones, entre ellos: el cierre del gobierno (que ya cumplió un récord histórico) y una inflación que afecta directamente a muchas familias, generando frustración ante la persistencia de precios elevados.
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