Ciudad de México,
Patricia Manero
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
En su primer discurso como presidenta de México, Claudia Sheinbaum expuso su visión económica, la cual es una continuación y profundización del proyecto de la Cuarta Transformación iniciado por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. Sheinbaum reafirmó los principios del "humanismo mexicano", y añadió nuevas propuestas encaminadas a la estabilidad económica, la justicia social y la sostenibilidad ambiental.
Sheinbaum ha dejado claro que su gobierno seguirá rechazando el modelo neoliberal que prevaleció en México durante décadas. Según la presidenta, este enfoque económico fracasó al generar más desigualdad y corrupción. En su lugar, su administración seguirá apostando por un modelo que pone a las personas en el centro, promoviendo la justicia social, la austeridad republicana y la igualdad de oportunidades.
Este "humanismo mexicano", como lo denomina Sheinbaum retomando a AMLO, busca generar prosperidad compartida y reducir la pobreza. Un elemento clave de esta visión es la creencia de que "no puede haber gobierno rico con pueblo pobre", inspirada en las ideas de Benito Juárez. Para Sheinbaum, la austeridad no solo es un principio económico, sino un mandato ético: el gobierno debe ser eficiente y no una carga para el pueblo.
Uno de los puntos que Sheinbaum destaca es la creación de empleo y el aumento de los salarios sin que esto provoque inflación. Esto contrasta con las predicciones de los críticos del actual modelo económico. En este sentido, su gobierno promete continuar con la política de aumento del salario mínimo, mantener la inversión extranjera directa en niveles récord y asegurar una moneda fuerte.
Sheinbaum también subraya los logros alcanzados en los últimos seis años bajo la administración de López Obrador, entre ellos la reducción de la pobreza y la desigualdad sin incrementar impuestos. Según ella, esto se logró al cambiar el enfoque del desarrollo económico hacia uno basado en la redistribución y la justicia social.
Otro aspecto clave de su visión económica es el compromiso con la transición energética. Sheinbaum promete impulsar un programa ambicioso para aumentar la generación de energías renovables, con el objetivo de reducir la dependencia del petróleo y combatir el cambio climático. Su administración también priorizará la eficiencia energética, limitando la producción petrolera a 1.8 millones de barriles diarios para proteger el medio ambiente.
El Plan Nacional de Energía, que será presentado en las próximas semanas, incluirá nuevas inversiones en infraestructura eléctrica y promoverá la participación tanto del sector público como del privado bajo reglas claras y en beneficio del país.
Sheinbaum no solo tiene una visión energética clara, sino también una estrategia enfocada en la autosuficiencia alimentaria. El objetivo es alcanzar la soberanía en la producción de cultivos básicos como el maíz y el frijol, rechazando el uso de transgénicos. En paralelo, planea transformar a Diconsa en Alimentación para el Bienestar, con el fin de garantizar precios justos y apoyar a 22 millones de familias.
Un ejemplo del compromiso de su gobierno con la sostenibilidad es la construcción de un proyecto de economía circular en Tula, Hidalgo, que será "el más ambicioso del mundo", reiteró Sheinbaum. Este complejo ambiental permitirá aprovechar residuos, tratar el agua y generar energía, lo que no solo reducirá la contaminación, sino que también creará empleos en la región.
La visión económica de Claudia Sheinbaum se basa en la continuidad del proyecto de transformación que comenzó con López Obrador, pero con un enfoque renovado en la sostenibilidad, la justicia social y la igualdad. Su plan busca mantener un crecimiento económico estable sin aumentar la desigualdad, promoviendo al mismo tiempo la soberanía alimentaria y energética. Con una economía más justa y sostenible como objetivo, Sheinbaum pretende consolidar a México como una potencia global que defiende los intereses de su pueblo y su medio ambiente.