Foto: Pedro Basilio (NotiPress)
Tras el anuncio del presidente estadounidense Donald Trump, de poner fin a la tregua comercial con el gigante tecnológico, China, por un valor de 300 mil millones de dólares en aranceles a partir del 1 de septiembre de 2019, la pregunta es ¿quién sufrirá más el golpe del alza de aranceles?
Estados Unidos, en la nueva ronda de aranceles impuesta a su par, China, podría afectar a los consumidores incluso más que al fabricante o a los importadores. Entre los sectores más afectados se encuentra el tecnológico, industrial, juguetes, moda, zapatos y electrónicos. A pesar de las aseveraciones del mandatario estadounidense "Francamente no le ha costado nada a nuestro consumidor. Le ha costado a China", diversos estudios económicos han mostrado las verdaderas afectaciones recaen en los consumidores estadounidenses, son los más afectados por el incremento de aranceles.
¿A qué se debe esto? Es cierto que la economía del gobierno de Trump no ha sufrido una inflación todavía, es verdad: ha recibo millones de dólares a consecuencia del alza, pero son los consumidores los pilares debajo del peso del arancel. A través del informe económico publicado en marzo de 2019 por la Casa Blanca, se vislumbraron las verdaderas consecuencias de la guerra comercial: "con costos adquiridos por los consumidores en forma de precios más altos y con consumo reducido".
Bajo el beneficio de la duda, la mayor posibilidad frente a la nueva ronda de aranceles puede ser el alza de precios para consumidores estadounidenses en productos electrónicos como smartphones, tablets, laptops, computadoras de escritorio, consolas, pantallas planas y cámaras. Otro sector afectado sería el textil, ya que alrededor del 42 por ciento de la moda en venta en Estados Unidos proviene de China, así como el 70% total del calzado en venta de múltiples marcas, según informó la Asociación Americana de Ropa y Calzado.
Los juguetes también sufrirían las consecuencias, según el presidente de la Asociación de Juguetes, Stephen Pasierb, asimismo habló sobre la posibilidad de un incremento de precios en la siguiente temporada (agosto, septiembre) de los juguetes más vendidos debido a que el 85% de los juguetes comercializados en Estados Unidos se fabrican en China. Marcas como Hasbro y New Balance, ya han advertido sobre la necesidad de subir precios si la siguiente ronda de aranceles entra en vigor este septiembre.
Otro sector como el de retail con tiendas como Target, Costco y Walmart ya pidieron al gobierno de Trump una revisión más a la imposición de aranceles ya existentes y evitar una ronda más alta que suponga consecuencias negativas a las familias y negocios estadounidenses.
Algunas de las soluciones por las que han optado otras empresas es el traslado de fabricación, aunque ese proceso puede costar millones y tardar meses o años en lograrse por completo. Como fallo de la estrategia proteccionista de Estados Unidos, no se ha promovido el traslado de fabricación a su nación, sino a otros lugares de Asia como Taiwán, India, Taiwan, Corea del Norte y Bangladesh.
Para Estados Unidos, la nueva ronda de aranceles funge como una estrategia de dos factores: impulsar el consumo nacional y como castigo a China por no promover el consumo del sector agrícola estadounidense en el país asiático. A sabiendas de las alzas que podría tener en los consumidores finales y conscientes de las pérdidas, Estados Unidos asegura peores consecuencias económicas para China de continuar con la estrategia de rondas de aranceles si las conversaciones no avanzan a un lugar privilegiado hacia la economía estadounidense.
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