Foto: X @FACh_Chile
La Antártida, un continente reservado para la ciencia y la paz desde 1961 gracias al Tratado Antártico, sigue siendo un territorio de interés estratégico y científico para diversas naciones. En este contexto, el presidente de Chile, Gabriel Boric, marcó un hito al convertirse en el primer líder de las Américas en llegar al Polo Sur. Durante su visita a la Estación Amundsen-Scott, Boric reafirmó la intención de Chile de liderar investigaciones sobre cambio climático y ampliarlas hacia áreas como los mares de Bellingshausen y Weddell.
Siete países reivindican partes del continente blanco: Argentina, Australia, Chile, Nueva Zelanda, Francia, Noruega y Reino Unido. Estos reclamos, en muchos casos superpuestos, están basados en exploraciones históricas y la proximidad geográfica. Por ejemplo, Chile y Argentina consideran la Antártida como una extensión natural de sus territorios, mientras que las pretensiones británicas datan de principios del siglo XX.
Chile denomina a su sector reclamado como "Antártica Chilena", parte de la Región de Magallanes, y ha enfocado sus esfuerzos científicos en el área norte del continente. La visita de Boric busca fortalecer el rol chileno en la región, en un momento clave para la cooperación internacional en investigaciones científicas.
Firmado en 1959 y vigente desde 1961, el Tratado Antártico establece que la región se utilizará exclusivamente para fines pacíficos y científicos. Actualmente, 29 países tienen bases activas en la Antártida, aunque los reclamos de soberanía están "congelados" por el pacto. Sin embargo, la riqueza de recursos naturales, como petróleo, gas, minerales y agua dulce, genera interés global, especialmente de cara a 2048, cuando el protocolo que prohíbe la explotación deberá ser renovado económicamente.
Además de recursos minerales y energéticos, la Antártida alberga el 70% del agua dulce del planeta, lo que podría convertirla en un recurso estratégico en el futuro. Asimismo, sus cielos despejados y libres de interferencias son ideales para la investigación astronómica y el seguimiento satelital, aunque también generan preocupaciones por su posible uso militar.
La visita de Boric al Polo Sur refuerza el compromiso de Chile con la investigación científica y la cooperación internacional en la Antártida. En un continente marcado por disputas de soberanía y riquezas naturales, el liderazgo científico y el respeto al Tratado Antártico son esenciales para garantizar su preservación como una reserva para la humanidad.
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