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A pocos días de los ataques con 18 drones y 7 misiles teledirigidos contra las refinerías de Khurais y Abqaiq, Arabia Saudita abre sus puertas a los refuerzos del ejército estadounidense, con el fin de aumentar la seguridad de la región frente a los rebeldes hutíes de Yemén.
El país arábigo tiene la confianza puesta en el apoyo de Estados Unidos porque no cree en la oferta de tregua anunciada por estos grupos, principales sospechosos de los ataques destructores de la refinería que redujeron a la mitad la producción de crudo.
Mohamed Ali al Huti, miembro del Consejo Presidencial Hutí, expuso al gobierno saudita que: "Anunciamos nuestra iniciativa, si la aceptan es lo que queremos: una solución pacífica para nuestra gente, y si la rechazan no perderemos nuestras vidas, sino que van a sufrir mucho más".
Adel al Yubeir, ministro de Asuntos Exteriores saudita, expuso a la opinión pública su conformidad respecto al anuncio de la Casa Blanca de incrementar la dotación militar en su país: "los últimos retos que hemos afrontado nos llevan a aumentar la cooperación en seguridad... para garantizar que no haya ningún obstáculo para la economía internacional".
Los soldados estadounidenses ya se encuentran en el territorio saudí, organizados en dispositivos de protección permanente de la navegación en el Golfo Pérsico y la zona del mar Arábigo. Las investigaciones sobre los sucesos violentos siguen en proceso y el gobierno del país árabe no tomará aún definiciones respecto a los responsables.
Sin embargo, Yubeir sugirió que existen sospechas sobre la complicidad de Irán en los atentados: "el mundo debe tomar la responsabilidad de proteger la seguridad y la estabilidad de la región e impedir a Irán su participación en actos hostiles".
Estados Unidos también ha expresado que responsabiliza a Irán de los sucedido, pero este país no acepta las acusaciones y más bien amenazó con tomar represalias si recibe cualquier ataque en su contra.
La situación es delicada pues el procesamiento del crudo en Arabia Saudita, y su posterior envío a diversos mercados extranjeros asiáticos y europeos constituye el pilar que sostiene la economía saudita. Por tanto, en décadas recientes, se han invertido miles de millones de dólares para fortalecer la defensa frente a posibles ataques.
Aramco, la compañía nacional de petróleos de Arabia Saudita, está trabajando a marchas forzadas para restaurar sus procesos y capacidad para finales de septiembre de 2019. Pero el temor a futuras ofensivas sigue vivo y hace temblar a los principales actores de la economía mundial del crudo.
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