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A consecuencia de los recientes ataques con drones a las instalaciones principales de la empresa estatal Saudi Aramco, Arabia Saudita reducirá a la mitad su producción usual de gas y petróleo.
Esto podría afectar implacablemente el suministro -por supuesto el precio- del crudo en numerosos mercados a nivel global. Según el ministro de energía de este país del medio oriente, Abdulaziz bin Salman, dichos atentados han disminuido la producción de crudo en 5,7 millones de barriles al día.
Las acciones de ataque a la petrolera generaron graves incendios en la principal refinería del país, Abqaiq, así como en uno de los más extensos campos petroleros, el de Khurais. La dispersión del fuego logró controlarse y no hubo personas damnificadas o heridas.
El mencionado campo de Khurais genera alrededor de 1% de todo el petróleo que se consume a nivel global. Y por su parte, la refinería de Abqaiq tiene una enorme capacidad de procesamiento, pues se encarga de hasta 7% del suministro mundial de crudo.
Salman ha reiterado a la opinión pública que esta suspensión en la fabricación es una medida temporal y que los grandes clientes de la organización van a utilizar sus reservas de crudo mientras se arreglan los daños ocasionados por los incendios.
Dichos actos violentos ya tienen autoría. Los hutíes de Yemen, que durante varios años han estado en guerra contra la coalición internacional liderada por Arabia Saudita, se atribuyeron los ataques.
Por su parte, el Departamento de Estado de Estados Unidos responsabilizó a Irán de los sucesos contra una de las más importantes instalaciones petroleras del planeta. Según el gobierno norteamericano, la dirigencia iraní apoya de diversas formas a los hutiés.
Los hutíes constituyen un grupo rebelde al que también se le conoce como Ansar Allah "Partidarios de Dios", el cual se encuentra adherido al zaidismo, uno de los brazos del islam chiita.
Arabia Saudita ha sido líder, desde 2015, de una coalición de países en contra de los hutíes en Yemen. Este grupo se conformó una vez que fue derrocado Abdrabbuh Mansour Hadi, el presidente de Yemen.
Mientras que el gobierno de Arabia Saudi ha anunciado que cuenta con toda la capacidad y el deseo de responder los ataques, Donald Trump tuvo conversaciones con el príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, a quien le ofreció apoyo militar para defender las instalaciones de petróleo.
Estas constituyen las más cruciales del planeta en términos de suministro y de marcación de precios del crudo alrededor del mundo.
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