Foto: Jason Leung en Unsplash
Durante 2020, Vancouver, una metrópolis cosmopolita situada entre montañas y océanos en Canadá, ha experimentado un aumento del 717 por ciento en los crímenes de odio antiasiáticos. Los datos duros reflejan un legado de discriminación en una ciudad y un país que es visto ante los ojos del mundo como acogedores de los recién llegados.
Cuando la pandemia por Covid-19 llegó a Canadá, los residentes asiáticos en todo el país reportaron un aumento dramático de incidentes de odio, desde abusos racistas hasta ataques con armas. En Toronto, la policía local afirmó que el número de crímenes de odio reportados se duplicó en solo un año.
Sin embargo, solo 98 casos fueron reportados (más que todas las ciudades estadounidenses combinadas), Vancouver fue recientemente apodada la "capital antiasiática de crímenes de odio de América del Norte". Ello debido a la proximidad de la ciudad con las principales ciudades del Pacífico, un punto de aterrizaje popular para los inmigrantes de recientes generaciones.
En tanto, la administración del presidente Justin Trudeau tildó a Canadá como un país multicultural y diverso, una idea arraigada al imaginario colectivo que se cultiva desde edades tempranas en los canadienses. Ahora, los ataques han sido noticia en los últimos meses, pero los residentes específicamente en Vancouver detallan que existe un contagio de discriminación desde hace tiempo.
Andy Yan, director del programa de la ciudad de la Universidad Simon Fraser, explicó que la reciente cobertura mediática sobre los crímenes de odio, parecen señalar a la comunidad canadiense. Debido a ello, en Vancouver a pesar de una amplia gama de comunidades, especialmente la comunidad china se ha visto afectada por el aumento de crímenes de odio.
Encima, en Canadá las minorías musulmanas, judías y negras también han sido afectadas por los casos de crímenes de odio. En el país luchan contra el problema, pero las denuncias por este flagelo se han duplicado desde 2016. La tendencia no solo está inmersa la ciudad de Vancouver, sino también Ontario y Quebec, provincias que reciben a la mayoría de los migrantes y donde la justicia parece estar tomando conciencia del fenómeno.
Marie-Claude Landry, comisionada principal de la Comisión Canadiense de Derechos Humanos, calificó de preocupante el aumento del racismo observado en Canadá y en todo el mundo desde los inicios de la pandemia. "En Canadá nos preocupa el aumento del racismo en las principales ciudades del país, nadie debe sentirse amenazado o rechazado por el color de su piel, lugar de origen".
Para la comisionada canadiense, este racismo y xenofobia contribuyen a la desinformación durante la crisis sanitaria mundial. "Ante una crisis de esta índole, debemos estar juntos y mostrar solidaridad, el coronavirus no tiene fronteras, no discrimina, todos estamos expuestos al mismo riesgo", enfatizó.
Si bien, en Canadá espera que los valores de diversidad, respeto e inclusión sean aún más puntuales para la sociedad. Además, las autoridades canadienses señalan que son los cimientos de un país donde no se permite el racismo, la intolerancia, la desigualdad socaven la paz, prosperidad del país norteamericano.
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