Ciudad de México,
Martín Olivera
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Una de las tendencias demográficas más resistentes al cambio en América Latina comenzó a revertirse. La fecundidad adolescente, históricamente alta, experimentó una caída sostenida y significativa entre 2010 y 2023, según un reciente informe publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El estudio, titulado La gran reducción de la fecundidad en la adolescencia en América Latina, recopila datos censales, encuestas nacionales y evidencia de políticas públicas para documentar el fenómeno en profundidad. De acuerdo con el análisis, la tasa específica de fecundidad adolescente (TEFA) descendió a 49 por mil en 2025, alejándose del estancamiento que caracterizó a la región entre 1980 y 2000.
Chile registró una reducción del porcentaje de mujeres de 15 a 19 años que fueron madres, alcanzando 1,9% en 2024. En el caso de México, ese mismo indicador pasó de 11,7% en 2009 a 7,7% en 2023. La CEPAL destaca que estos avances se produjeron incluso cuando aumentó la iniciación sexual en la adolescencia, lo cual sugiere la efectividad de las medidas preventivas aplicadas en ambos países.
"Las políticas de prevención del embarazo adolescente pueden lograr sus objetivos si tienen continuidad, están basadas en evidencia científica, e incluyen mecanismos de implementación que consideran la participación de adolescentes", afirma el documento.
Entre las estrategias destacadas se encuentran la distribución de anticonceptivos modernos, la educación integral en sexualidad y la creación de servicios de salud amigables para adolescentes. En Chile, por ejemplo, el uso de anticoncepción moderna en la primera relación sexual creció del 51% en 2006 al 94% en 2022, mientras que el uso de implantes subdérmicos pasó de niveles marginales a 9,2% en el mismo periodo.
México, aunque con menor cobertura inicial, también mostró avances. El uso de anticoncepción moderna en la primera relación sexual aumentó de 36,2% en 2009 a 68,9% en 2023. En cuanto al implante subdérmico, su uso en el último coito subió de 2% a 11,6% en ese mismo intervalo.
El informe relaciona estos logros con compromisos internacionales adoptados por los Estados de la región, como el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo y la Agenda 2030. Ambos marcos recomiendan ampliar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes, incluyendo métodos anticonceptivos modernos, educación preventiva y atención confidencial.
Además del acceso a servicios, la mejora en los niveles educativos se identifica como un factor estructural clave. Sin embargo, la CEPAL aclara que la educación, por sí sola, no explica la magnitud de la caída en todos los países, destacando que "la baja se dio incluso controlando el cambio etario y educativo entre las adolescentes".
La desigualdad sigue siendo un desafío. Si bien el embarazo adolescente disminuyó en términos absolutos, la brecha entre adolescentes de distintos niveles socioeconómicos no bajó al mismo ritmo. En países como Uruguay, la maternidad adolescente en el quintil más pobre superaba 30 veces la del quintil más rico en 2016.
El informe señala que América Latina comenzó a modificar uno de sus indicadores más persistentes de desigualdad social y de género. La combinación de políticas sostenidas, evidencia empírica y participación juvenil fue determinante para reducir el embarazo adolescente en la región durante la última década.