Foto: Glenn Fawcett en Wiki Commons
Desde el inicio de la pandemia de Covid-19 se han propuesto e implementado muchas soluciones tecnológicas para ayudar en el cuidado de la seguridad sanitaria y epidemiológica. Diversos países han implementado medidas de cibervigilancia para rastrear los contagios, a través de aplicaciones o de códigos QR. Otros, como Israel, comienzan a implementar pasaportes digitales para el 41.3% de su población que, según la herramienta estadística Our World in Data, ya ha recibido las dosis completas de la vacuna.
Israel lanzó este pasaporte en febrero y funciona a través de una aplicación móvil, donde se muestra si una persona ha sido completamente inoculada o ha adquirido inmunidad tras padecer la enfermedad. Aunque en el país los centros comerciales y museos han abierto para el público en general, este pasaporte da acceso exclusivo a gimnasios, hoteles, teatros y conciertos, con algunos límites.
Varios países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y algunos de la Unión Europea, están considerando ya la implementación similar de pasaportes digitales. Se espera que aerolíneas y algunas otras industrias dependientes del turismo podrían requerir este tipo de pasaportes para brindar sus servicios. No obstante, la perspectiva de estas medidas ha desatado protestas, como sucedió a principios de febrero en Dinamarca.
Los opositores a los certificados digitales de vacunación argumentan, otorgar derechos especiales a los vacunados, mientras se endurecen las restricciones sobre los no vacunados, podría agravar peligrosas brechas sociales ya existentes. Además, esto podría causar mayor desigualdad a nivel internacional si se requirieran estos pasaportes para entrar a un país. Esto debido a la forma abrumadora en que los países ricos y los grupos privilegiados dentro de ellos, acaparan las vacunas.
También en Israel se comienza a implementar otra medida de ciberseguridad, en este caso, para monitorear la cuarentena de los viajeros tras ingresar al país. Actualmente los viajeros están obligados a guardar una cuarentena al llegar a Israel, en un hotel designado para tal fin, bajo vigilancia militar.
Sin embargo, las autoridades israelíes comenzaron una prueba piloto con voluntarios, a quienes colocan un brazalete electrónico para permitirles pasar esta cuarentena aislados en su domicilio. Los participantes de esta prueba reciben, además, un smartphone seguro y otro dispositivo con una calcomanía para colocar en la pared del domicilio, que se da a conocer a las autoridades con el GPS del teléfono. Si la persona con el brazalete se aleja de la calcomanía y, por lo tanto, de su hogar, el sistema notifica a la policía.
En México se ha recurrido a la tecnología QR para facilitar el rastreo de contagios conforme se han reabierto los comercios en la capital del país. Para ingresar a un negocio o un lugar cerrado, se le requiere a las personas escanear con su smartphone un código QR. Éste dirige a la persona a un formulario para ingresar su número de teléfono y notificarle si estuvo en el mismo lugar y misma hora que un caso positivo de Covid-19. Esto con el fin de cortar las cadenas de contagio y orientar a las personas expuestas para realizarse una prueba y guardar cuarentena.
Para el combate de la pandemia de Covid-19, las tecnologías de cibervigilancia podrían ser un gran aliado para prevenir contagios o para facilitar la reapertura de las actividades en la nueva normalidad. Sin embargo, estas medidas de seguridad no están exentas de problemáticas y su implementación debe darse en un marco legal que respete la privacidad de las personas y todos sus derechos humanos.
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