Continúa la carrera farmacéutica mundial por la cura del COVID-19

 28-03-2020
Marisa Silva
   
Portada | Internacional
Foto: Pexels

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La expansión de la pandemia de coronavirus COVID-19 ha empujado a las principales potencias mundiales a buscar, a contra reloj, una vacuna efectiva que detenga la propagación; sin embargo, esta búsqueda significa una larga inversión de tiempo en pruebas de laboratorio para lograr perfeccionarla y aplicarla masivamente, tiempo que no tienen los países donde los contagios aumentan diariamente.

Cadenas farmacéuticas multinacionales han externado un tiempo estimado de entre 12 y 18 meses para tener una vacuna que pueda aplicarse con seguridad a los pacientes, esta situación ha llevado a médicos, científicos y farmacéuticos alrededor del mundo a buscar dentro de la gama de medicamentos ya existentes algún componente que logre ayudar a dar alivio a los miles de personas contagiadas por el virus.

Medicamento contra la malaria, el ébola y el VIH, están siendo probados en diferentes países con enfermos del coronavirus, con la esperanza de encontrar en ellos una solución que reduzca la letalidad y se evite la muerte de mas personas.

El fármaco Remdesivir, utilizado para el tratamiento del virus del ébola y fabricado por la empresa farmacéutica Gileas en Estados Unidos, fue probado en pacientes infectados con COVID-19 en China, en los que se obtuvieron resultados positivos, arrancando así más pruebas clínicas que saldrán a la luz en abril para poder asegurar su eficiencia.

Los antirretrovirales utilizados como tratamiento para el VIH también están siendo probados para atacar al COVID-19. El medicamento Lopinavir fue suministrado en España al primer paciente enfermo del coronavirus y el tratamiento resultó exitosos, pero al aplicarlo en un estudio a pacientes chinos, este no mostró los mismos resultados, por lo que las investigaciones sobre su eficacia continúan desarrollándose.

Otros de los fármacos que más han sonado como posible tratamiento contra el SARS-CoV-2 son la cloroquina y la hidroxicloroquina, utilizadas en el mundo para curar la malaria y otras enfermedades como lupus y artritis por sus efectos antivirales y desinflamatorios; esta segunda característica del fármaco ha llamado la atención de los médicos y científicos para tratar los casos más avanzados y severos.

No solo los fármacos están siendo estudiados para encontrar con rapidez una cura, otras terapias como la transfusión de plasma sanguíneo de personas recuperadas del virus a personas enfermas, abre una oportunidad de reducir la peligrosidad del virus al transmitir los anticuerpos que ayuden a los pacientes a combatir con mas eficacia la enfermedad.

Equipos de científicos y cadenas farmaceuticas alrededor del mundo se encuentran trabajando también en crear una vacuna que detenga la pandemia y aunque existe un registro emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de más de 40 investigaciones en curso, solo una en Estados Unidos y otra en China han logrado comenzar con la fase de ensayos clínicos en humanos para determinar la seguridad de su aplicación, aunque su confirmación de eficacia y su producción en masa aún tomará meses.




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