Ciudad de México,
Juan Manuel Flores
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Diversos países de Latinoamérica han comenzado a aprobar o impulsar proyectos de ley que prohíben las terapias de conversión, las cuales anulan o impiden la orientación de género de una persona. Esto bajo la consideración de que los esfuerzo para corregir la orientación sexual o de género (ECOSIG) atentan contra los derechos humanos de las personas LGBTQI+.
Si bien estas iniciativas fueron aplaudidas y respaldadas por ONG y diversas instituciones gubernamentales, también generaron controversias entre algunos sectores de la sociedad. Ya que, la prohibición del ECOSIG podría suponer limitaciones para ofrecer atención psicológica o de cualquier otro carácter a las personas LGBTQI+. Así como dejar desprotegidas a las infancias ante la "promoción de transgenerismo e ideologías de género". Agustín Laje, escritor y politólogo, ha ahondado en los matices y posibles repercusiones de impulsar este tipo de iniciativas bajo la bandera de "prohibicionismo de la tortura".
En el podcast "Así avanza Soros en América Latina con la ideología de género", el escritor discutió junto con activistas de la salud mental, como Nael Condell, cuestiones ligadas a "la otra cara" de estos proyectos de ley. Como preludio, los analistas refieren, en recientes años, diversos estudios han demostrado que las terapias afirmativas o de aceptación de la identidad tienen en consecuencia, que los niños y adolescentes exijan o soliciten terapias hormonales, hormonación del otro sexo y operaciones de transición. Procedimientos calificados por Laje y Conndell, cual contraproducentes y dañinos. Pues, aseguran, estos pueden provocar descalcificación de los huesos, problemas de desarrollo cerebral y de diversos órganos.
Del mismo modo, Laje y Condell, argumentan, la promoción de las terapias de hormonación y procedimientos de transición de sexo, responden a intereses económicos y políticos de farmacéuticas y organizaciones clínicas. Mismas que, según los analistas, financian campañas de promoción de ideología de género y transgenerismo, difundidas por la propia comunidad LGBTQI+.
"El bombardeo de la idealización de tratamientos hormonales, convierte a las personas sanas en pacientes crónicos de por vida", menciona Condell. Así, refuerza el argumento de que la difusión ideología de género contribuye a que las farmacéuticas se enriquezcan a cuestas del bienestar de las personas LGBTQI+.
Bajo estas consideraciones, Laje y Condell aprecian el crecimiento de 400% de las adolescencias trans, como un fenómeno artificial que responde a intereses económicos. El cual se apoya de las redes sociales y el modelo afirmativo y educación sexual integral, o no sexista. Cabe señalar, Laje y Condell, conceptualizan el modelo afirmativo, como la adopción de una serie de estatutos que prohíben los diagnósticos de terapia psicológica o clínica, basados en la orientación sexual o identidad de expresión de género.
Así, tomando en cuenta estos juicios, Laje y Condell afirman que el modelo afirmativo puede ser dañino para las infancias. Lo justificar al decir, esto no permite, bajo ninguna circunstancia, la orientación sexual de género como catalogador de trastorno mental, discapacidad mental o problema psicosocial. Y siendo que para los analistas, la ideología de género y transexualidad se deriva de una serie de factores sociales, aprobar un modelo afirmativo significa dejar desprotegidas a las infancias.
De esta forma, Laje y Condell aseveran que los proyectos de ley, como el recién aprobado por México de sancionar cualquier intento de terapias de conversión, dejan sin alternativas de soporte o apoyo a las personas LGBTQI+. Pues, con estas leyes, los únicos esfuerzos válidos para atender a este sector poblacional, son las terapias enfocadas en afirmar la identidad de género.