Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: industriall-union.org
Los delitos de odio en Estados Unidos crecieron a su cifra más alta de la última década, señala el informe anual de estadísticas de delitos de odio. Según este reporte que elabora el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), en 2020 se reportaron 7,759 incidentes criminales y 10,532 delitos relacionados con motivo de prejuicios de raza, etnia, ascendencia, religión, orientación sexual, discapacidad, género e identidad de género.
Esta cifra representa un incremento de 472 incidentes con respecto a los 7,287 incidentes reportados en 2019 dentro de Estados Unidos. Sin embargo, esta cifra de delitos de odio podría ser mayor, ya que el reporte recibió información únicamente de 15,136 agencias de aplicación de la ley, de las 18,623 existentes. En consecuencia, dicha estadística de delitos de odio no especula sobre la cantidad de crímenes ocurridos en las jurisdicciones de las agencias faltantes, puntualiza el FBI.
Del total de delitos de odio reportados, la mayor parte, el 67%, corresponde a delitos de odio con motivo de raza, etnia o ascendencia, un aumento comparado con el 54% de 2019. Le siguen en segundo lugar los crímenes con motivo de religión, un 15%, y en tercero aquellos relacionados con la orientación sexual, un 14%. De los delitos de odio cometidos en Estados Unidos con motivo de raza, etnia o ascendencia, los crímenes contra las personas afroamericanas continúan representando la mayor parte de esta estadística. En 2020 fueron el 36% de los incidentes reportados, comparado con el 27% de 2019, según las estadísticas del Explorador de datos sobre delitos del FBI.
Respecto a la categoría de los crímenes reportados como delitos de odio, 39% se trató de intimidación, 21% de destrucción, daño o vandalismo de propiedad y el 19% de asalto simple. De los casos de delitos de odio en Estados Unidos donde algún aspecto del atacante se logró identificar, el 55% de ellos correspondió a un atacante blanco.
Cabe resaltar que, dentro del reporte de delitos de odio motivados por raza, etnia o ascendencia, el número de incidentes contra personas de ascendencia asiática se duplicó de 2% a 4%. Esto es significativo, dada la información disponible apuntando a un aumento de la discriminación contra las poblaciones asiáticas a partir de la pandemia de Covid-19, en Estados Unidos y otros países.
En este sentido, un estudio que comparó la actitud de discriminación contra las poblaciones asiáticas en Estados Unidos y Australia encontró un componente político relevante en el caso estadounidense. Según lo publicado en la revista Australian Journal of Social Issues, en Estados Unidos el predictor más significativo de prejuicios antiasiáticos es la afiliación política. Según sus hallazgos, los estadounidenses simpatizantes del Partido Republicano resultaron más propensos, en comparación a los simpatizantes del Partido Demócrata, a mostrar un sentimiento antiasiático.
Dicho sentimiento discriminatorio podría tener una relación con los dichos racistas del entonces presidente de Estados Unidos Donald Trump al comienzo de la pandemia. Otra investigación publicada en la revista American Journal of Public Health analizó tweets de marzo de 2020 correspondientes a la semana anterior y la semana posterior a que Trump publicara la frase "virus chino" para referirse al SARS-CoV-2. Según el estudio, 50.4% de los tweets con el hashtag "#chinesevirus" expresaron un mensaje con sentimiento antiasiático. Además, al comparar la semana anterior al tweet de Trump con la semana siguiente, hubo un aumento significativamente mayor en los hashtags antiasiáticos asociados con el hashtag "#chinesevirus".
Históricamente, Estados Unidos tiene un problema grave con el racismo, la discriminación y los delitos de odio por distintos motivos. Preocupantemente estos crímenes aumentaron durante el año pasado y para el caso de los incidentes contra la comunidad asiática parecen estar relacionados con la pandemia. Las autoridades de Estados Unidos deben abordar este problema desde sus causantes sistémicas para garantizar los derechos de todos sus habitantes, sin importar su raza, ascendencia, orientación sexual o identidad de género.