Foto: Jorge Montes de Oca (NotiPress)
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) recibió fuertes críticas respecto de las energías renovables en México cuando un documento de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de diciembre de 2019 sugirió no priorizar la energía solar y eólica. El país tiene múltiples características que lo podrían convertir en una potencia en cuanto a la generación de energías renovables y sus diferentes insumos. El gobierno federal todavía no define proyectos concretos a largo plazo para estas fuentes de energía.
Según datos de la Secretaría de Economía (SE), la Inversión Extranjera Directa (IED) de las energías renovables, entre las que destaca la eólica, se posicionó en segundo lugar en 2018 con más de 3 mil 700 millones de dólares y en tercer lugar en 2019 con más de 3 mil 300 millones de dólares. Estos aumentos permitieron a México continuar cumpliendo los acuerdos internacionales, para combatir el cambio climático a la vez que contribuye al crecimiento económico para el país.
Otro elemento a considerar es el litio y los grandes yacimientos en el norte del país. El litio es considerado como el petróleo del futuro, ya que resulta indispensable para la elaboración de baterías de autos eléctricos, mercado en crecimiento constante donde se espera supere más del 57% de la venta de coches de pasajeros en todo el mundo para 2040.
El litio es un elemento estratégico para la electromovilidad y el gobierno pretende tener la rectoría sobre el desarrollo de la minería en general y sobre algunos minerales en específico, como el litio. La discusión del litio se desarrolló con rapidez luego de que se revelara que en Sonora posiblemente esté uno de los yacimientos de litio más grande a nivel mundial.
Ante este fenómeno, a finales de 2019, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) abrió la posibilidad de que el gobierno federal invirtiera en fábricas para construir autos eléctricos. No obstante, pese al interés mostrado por el gobierno federal por este material, gran parte de estos importantes yacimientos ya están concesionados. Esto dificulta, pese a la voluntad, identificar cuál es el papel que cumplirá la federación.
Para la explotación y desarrollo de los yacimientos de los que el Estado mexicano tiene control, se estudia la posibilidad de que corra a cargo del sector público o en asociación con socios privados para las cuatro minas cuyos cuatro yacimientos están en Jalisco, Puebla y dos en Sonora.
Así, México tiene la oportunidad de ser protagonista de la nueva integración de una cadena industrial para la generación de energías renovables como la de energía solar y eólica y componentes para mejorar la electromovilidad siendo un sector estratégico de cara al desarrollo tanto social como económico del país.
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