Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: Homoatrox on Wikipedia
Tras darse a conocer el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 en Bielorrusia, durante la noche del 9 de agosto, el país se ha sumido en protestas, acusando de fraudulento el proceso electoral que avaló una nueva reelección del presidente Alexandr Lukashenko, quien asegura haber ganado con el 80% de los votos. A continuación, NotiPress recopila los puntos clave para entender el conflicto político actual en Bielorrusia.
Después de ser declarado ganador de las elecciones presidenciales en 1994, Lukashenko ha ganado todas las elecciones para presidente de la República de Belarús desde entonces. Distintos gobiernos occidentales, Amnistía Internacional y el Observatorio de Derechos Humanos han acusado de ser autoritario al gobierno de Lukashenko, que en reiteradas ocasiones ha detenido a activistas opositores con el fin de mantener el control de la Asamblea Nacional, de los nombramientos judiciales y de los medios de comunicación.
El sistema electoral en Bielorrusia contempla dos rondas de votación en la elección de presidente, la segunda de ella con los dos contendientes principales, condicionada a que durante la primera ningún candidato haya obtenido más del 50% de los votos. No obstante, desde 1994 no se ha requerido una segunda ronda. Desde entonces, observadores internacionales participantes han denunciado falta de transparencia y equidad en cada una de las elecciones, salvo la de 2020, en la cual se impidió la presencia de observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). La candidata de oposición Sviatlana Tsikhanouskaya ha declarado haber obtenido al menos el 60% de los votos.
Previo a la elección, Lukashenko fue responsable de la encarcelación de muchos activistas políticos y líderes de los partidos de oposición. En mayo, Lukashenko ordenó el arresto de Siarhei Tsikhanouski, dos días después de que el vlogger y activista bielorruso anunciara su intención de contender por la presidencia. En junio, también se arrestó a Viktar Babaryka, otro aspirante presidencial. Posteriormente las autoridades electorales declararon inelegibles a estas personas. Amnistía Internacional también reportó la detención de al menos mil 100 personas en mayo y junio por reunirse pacíficamente para protestar o apoyar a candidatos de la oposición.
Lukashenko ha amenazado con intensificar la represión del gobierno, a partir de las protestas y huelgas en fábricas estatales posteriores a la elección. El 20 de agosto, fiscales estatales abrieron carpetas de investigaciones sobre la actividad de la oposición y el 24 de agosto la policía arrestó a los activistas políticos que lideran el Consejo de coordinación, un grupo formado en apoyo de Svetlana Tikhanovskaya. Entre las demandas de este consejo se encuentra la realización de nuevas elecciones. Pese al aumento en la represión, no se han sofocado las protestas y podría empeorar la situación. En este contexto, diversos reportes de tortura en las prisiones bielorrusas han sido publicados en medios internacionales.
Aunado a este resumen de los procesos de fraude y represión, la tensa situación económica de Bielorrusia en los años recientes, así como el antecedente de otras protestas postelectorales en la región (como las de Ucrania, país vecino, en 2004 y 2014) son también puntos clave para entender el conflicto político actual de Bielorrusia, aún en desarrollo.