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Debilitar los sistemas de protección social impulsa el ascenso del populismo de ultraderecha en diversas regiones, según concluye un informe reciente de Naciones Unidas. El documento, elaborado por el Relator Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Olivier De Schutter, fue presentado ante la Asamblea General el 11 de julio de 2025.
Este informe sostiene que el endurecimiento de los requisitos para acceder a la asistencia social, la vigilancia digital y la estigmatización de los beneficiarios generan desconfianza hacia las instituciones públicas. Esta situación, según el relator, incrementa la vulnerabilidad de las poblaciones marginadas y crea un ambiente propicio para la expansión de movimientos políticos autoritarios.
De Schutter afirma: "el auge de esta corriente política obedece precisamente al sentimiento de abandono por parte del Estado y a la percepción de traición por parte de los políticos convencionales". Entre las consecuencias, el texto menciona que los votantes sienten el deber de elegir opciones radicales que prometen soluciones rápidas ante la inseguridad económica y el temor a perder estatus social.
En países como Francia, Alemania y el Reino Unido, se implementaron políticas que condicionan el acceso a beneficios sociales al cumplimiento de requisitos laborales estrictos. Esta "activación" de la asistencia transforma los programas de apoyo en mecanismos de control y castigo, al imponer sanciones a quienes no se ajustan a las nuevas normas. Las medidas afectaron especialmente a jóvenes, minorías étnicas y familias con bajos ingresos.
Según el informe, el uso de tecnologías automatizadas para vigilar a los beneficiarios derivó en errores y exclusiones injustificadas, como se documentó en los Países Bajos y Australia. Estas prácticas contribuyen, según De Schutter, a "una distopía del bienestar" que erosiona la confianza ciudadana en el Estado y facilita el discurso excluyente de líderes populistas.
Estudios citados en el informe indican que cuando los sistemas de protección se reducen, aumentan las probabilidades de que las personas desempleadas voten por opciones de ultraderecha. Sin embargo, al fortalecerse prestaciones como el seguro de desempleo, las pensiones o el salario mínimo, ese efecto desaparece.
Dicho análisis de Naciones Unidas no es aislado. Investigaciones académicas coinciden en señalar factores estructurales detrás del auge de estas corrientes. Entre ellos destacan el miedo al cambio cultural, la aceleración de los ritmos de vida y la desconexión entre la ciudadanía y los tiempos de respuesta de la política democrática.
Asimismo, se identificó que los partidos de extrema derecha tienden a reforzar la exclusión, al proponer que la protección social solo beneficie al llamado endogrupo nacional, dejando fuera a migrantes y colectivos etiquetados como "no merecedores".
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