Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: Freepik
Tras un año de iniciada la invasión rusa de Ucrania, el mundo ha presenciado un nuevo auge de la rusofobia. Particularmente en Europa, Estados Unidos y Canadá se acrecentó una actitud de rechazo a todo lo ruso o de origen ruso desde los hechos bélicos iniciados en 2022.
Entonces, mientras las naciones occidentales imponían sanciones económicas a Rusia, los medios internacionales reportaban el cese de una clase sobre el autor ruso Fiódor Dostoyevski, en la Universidad de Bicocca, en Italia. También el despido del director ruso Valery Gergiev, de la Orquesta Filarmónica de Múnich, entre otros reportes similares o incluso violentos.
A pesar del absurdo y ridículo de estos ejemplos, la rusofobia no es un fenómeno nuevo, considerando el contexto de la Guerra Fría y el papel de la cultura pop estadounidense en la conformación de Rusia como el otro. Así lo señala el Centro Noruego para Estudios Humanitarios, que además sostiene que la rusofobia no ayuda al objetivo de poner fin a la guerra con Ucrania y crea un ambiente de animosidad y odio a largo plazo.
También invisibiliza la resistencia interna en Rusia a las políticas de Vladímir Putin y la guerra y aplica un doble estándar, pues, con excepciones, invasiones occidentales, como la de Irak y Libia, no generan reacciones similares, asegura el centro. Finalmente, considera que el caso de las sanciones económicas afecta a la sociedad rusa en general, desplomando el valor de sus ahorros y dificultando el acceso a productos, como medicamentos o comida.
Recientemente, medios internacionales dieron a conocer que la Fiscalía General de Rusia se manifestó dispuesta a perseguir más estrictamente y aumentar las responsabilidades de ciudadanos en el extranjero acusados de cometer rusofobia. Así, buscarían las autoridades desarrollar mecanismos que se ajusten a posibles lagunas en la regulación legal respecto a la rusofobia.
Pese a reconocer la existencia de este fenómeno, algunos think tanks occidentales adivierten que el gobierno de Rusia podría estar utilizando el tema de la rusofobia como un arma política. Incluso se señala cómo los medios rusos exacerban estas noticias para hacer creer a la población rusa "que no son bienvenidos", según escribió, en 2017, la Fundación para la Innovación Política.
Después de iniciarse la invasión rusa a Ucrania, la rusofobia experimentó un fuerte resurgimiento en el mundo. No obstante, los especialistas consideran que los actos de discriminación no aportan a la resolución del conflicto y generan condiciones de animosidad y odio a largo plazo.