Ciudad de México,
Axel Olivares
Crédito foto: X @WhiteHouse
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un decreto presidencial para iniciar la reclasificación del cannabis como sustancia de la Lista III, una categoría menos restrictiva que reconoce su potencial médico. Esta medida representa un giro en la política federal sobre drogas, que por décadas ha considerado al cannabis como una de las sustancias más peligrosas junto con la heroína y el LSD.
Hasta diciembre de 2025, el cannabis permanece ilegal a nivel federal, aunque 24 estados y el Distrito de Columbia permiten su uso recreativo, mientras que al menos 40 autorizan su uso con fines médicos. Con la firma del decreto, el cannabis podría salir de la Lista I y ser reclasificado en la Lista III, junto con la ketamina y ciertos esteroides, un cambio que abre nuevas oportunidades para la investigación científica y alivios fiscales en la industria.
Según Trump, el decreto responde a demandas de pacientes: "Hay gente rogándome que haga esto. Gente con mucho dolor", declaró. Sin embargo, el mandatario no ha manifestado intención de avanzar hacia la legalización recreativa federal, y ha reiterado que dicha decisión debe ser competencia de cada estado.
La medida federal podría reducir las restricciones legales que afectan actualmente a la industria del cannabis y eliminar barreras a investigaciones clínicas sobre compuestos derivados, como el cannabidiol (CBD). Entre las iniciativas derivadas del decreto, se anunció un programa piloto que permitirá a personas mayores acceder al CBD legal derivado del cáñamo, siempre que cuenten con recomendación médica. "Permitirá a los mayores el acceso gratuito al CBD legal derivado del cannabis si lo recomienda un médico", confirmó el Dr. Mehmet Oz, director del Centro de Servicios de Medicare y Medicaid.
No obstante, el decreto enfrenta una fuerte resistencia en el Congreso. Más de 20 senadores republicanos enviaron una carta al presidente en la que expresaron su rechazo a la reclasificación. "Los únicos que saldrán ganando con la reclasificación serán los malos actores, como la China comunista. Los estadounidenses pagarán la factura", afirmaron. Entre los argumentos más citados, destacaron los riesgos a la seguridad vial y laboral, así como el impacto sobre la salud mental.
Por su parte, Jack Riley, exdirector adjunto de la Administración para el Control de Drogas (DEA), señaló que la reclasificación es una contradicción a las medidas de Trump en materia de narcotráfico. "Está volando barcos en América Latina que dice que están llenos de fentanilo y cocaína, pero por otro lado está relajando las restricciones que permitirían una mayor exposición a una droga de nivel uno", aseguró Riley.
Sin embargo, existe una gran porción de republicanos que se ha destacado por impulsar legislaciones que apuntan a la legalización y que apoyan la reciente recalificación, Nancy Mace, representante de Carolina del Sur, defendió su legalización regulada: "Este proyecto apoya a veteranos, agricultores, negocios y a quienes sufren enfermedades graves". Guy Reschenthaler, de Pensilvania, destacó su utilidad como alternativa terapéutica. Según él, el acceso médico "es crucial para los soldados que regresan con lesiones cerebrales y dolor crónico".
Dave Joyce, representante de Ohio y copresidente del Cannabis Caucus, considera que la reforma contribuirá a resolver la brecha legal entre estados y el gobierno federal. "Una confusa maraña de leyes estatales y federales sobre el cannabis está socavando la seguridad pública, sofocando el crecimiento económico y dejando a pacientes, veteranos y fuerzas del orden en un limbo legal", dijo.
A pesar del impulso del Ejecutivo, el proceso de reclasificación aún requiere una revisión completa por parte de la DEA, incluyendo un periodo de consulta pública. La DEA ya analizaba esta posibilidad desde antes del retorno de Trump a la presidencia. Se espera que el decreto acelere los plazos, aunque no hay una fecha confirmada para la entrada en vigor del cambio.