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Hay una gran concentración del mercado de chips semiconductores, ubicados en dos países que han sido factor fundamental en la escasez global de estos componentes. Taiwán y Corea del Sur son la pieza clave en el desabasto de microchips, quienes también son controlados por unas cuantas empresas. Es importante mencionar, estas piezas tienen la propiedad de conducir electricidad y se aplican para diversos productos en distintas industrias.
Según datos del Observatorio de Complejidad Económica 2019, entre Taiwán, Corea del Sur y Singapur, significan más del 50 por ciento de todas las exportaciones mundiales de circuitos integrados (microchips). Asimismo, tan sólo son tres compañías quienes abastecen al mercado mundial de microchips; Samsung, TSMC e Intel.
Por esta razón, diversos expertos de la consultora de pronóstico macroeconómico, TS Lombard, anteriormente conocida como Lombard Street Research, afirman que Corea del Sur y Taiwán son la nueva OPEP, dada la gran concentración de chips semiconductores en esta región. Así, el papel de estos países en la economía mundial ganó prominencia, en gran parte debido a la escasez de estos microcomponentes en la industria automotriz después del despliegue de la pandemia.
Si bien esta concentración de mercado no mantendrá este poder de monopolio efectivo sobre la producción de semiconductores para siempre, según TS Lombard, es difícil que se logre cambiar esta realidad en los próximos cinco años. De manera que, en el corto plazo, la escasez global de semiconductores obligará a los fabricantes de automóviles a recortar la producción de vehículos ante la gran dependencia.
Gran parte de la aceleración en la demanda de estos insumos en la producción, se dio debido a la velocidad a la que se disparó el cambio tecnológico denominado "Internet de las cosas", donde estas piezas resultan clave. Este cambio incrementó tras la pandemia; aumentando la demanda de semiconductores para múltiples dispositivos electrónicos como consolas de videojuegos, equipos de cómputo, entre otros.
Esta creciente necesidad llevó a China a canalizar grandes cantidades de dinero para ayudar a formar una industria propia de estos chips semiconductores. En el caso del gigante asiático, anunció una suma de 1.4 billones de dólares hasta 2025 para incentivar esta industria en la economía china. Otro competidor serio que tiene TSMC Taiwán es Samsung, pero presenta problemas legales y de propiedad intelectual que dificultan la capacidad para producir estos chips. De esta manera, en los siguientes años la escasez de chips semiconductores estará agravada por la gran concentración de mercado de ciertos países.
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