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Empresas manufactureras son propensas al estancamiento en la fase de diferenciación al momento de intentar evolucionar e incursionar con la transformación digital de sus negocios. Según la consultora Gartner, más del 70 por ciento de las iniciativas de transformación digital fracasan, acumulando una pérdida monetaria de 900 mil millones de dólares.
Las razones que orillan a una empresa al fracaso en las iniciativas de transformación digital van desde enfoques socio-organizacionales centrados principalmente en la tecnología, pasando por una gestión inadecuada del crecimiento organizacional. Asimismo, la gestión centralizada del conocimiento e innovación, hasta la falta de aceptación por parte de los miembros de la fuerza laboral.
Transformar el enfoque organizativo y metódico para dar una buena dirección hacia la transformación digital es necesario para generar el cambio. El diseño participativo tiene como objetivo involucrar de manera activa a todas las partes interesadas en el proceso de diseño para garantizar un resultado satisfactorio y útil para las necesidades. En empresas manufactureras, la mano de obra tiene valiosos conocimientos sobre procesos y problemas internos.
Al introducir el diseño participativo hacia la transformación digital en las empresas, los empleados de las mismas como usuarios centrales del sistema, se integran en importantes procesos de innovación. Por lo tanto, se puede realizar un nuevo modelo organizacional dentro de la fabricación con innovación ascendente desde la fuerza laboral.
Economistas laborales estiman que más de dos millones de empleos de manufactura quedarán sin cubrir en la próxima década. La jubilación de la fuerza laboral y la adopción de nuevas tecnologías son dos de los retos principales que enfrenta la conocida cuarta revolución industrial.
Según la Oficina Ejecutiva de Vivienda y Desarrollo Económico (EOHED por sus siglas en inglés) del estado de Massachusetts, se ha invertido millones de dólares en programas de desarrollo dirigidos a la fuerza laboral para capacitar a los trabajadores. Desafortunadamente el principal reto a vencer es el enfoque de los trabajadores debido al nivel educativo de los empleados.
Por un lado, los trabajadores de la industria manufacturera se encuentran divididos, por un lado la fuerza laboral y titular pudiera no considerar a la industria en crecimiento como propia y, por ende, no querer invertir en una capacitación. Mientras que los miembros más jóvenes pueden no considerar atractiva esta industria emergente para una carrera laboral, pese a que estos puestos han aumentado drásticamente del 21 por ciento en 1991 al 40 por ciento en 2019.
Existe un reconocimiento generalizado de que las tecnologías y formas de trabajo cambiantes están aumentando la importancia de las habilidades de la mano de obra y la necesidad de mejorar las habilidades. Desafortunadamente, las oportunidades de capacitación tienden a estar sesgadas en contra de los trabajadores menos educados. Por diversas razones, aquellos que tienen tasas más altas de capacitación tienden a ser más educados, más capacitados, más jóvenes y a trabajar en trabajos de cuello blanco a diferencia de los compañeros manufactureros.
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