¿Cuál es el impacto de no institucionalizar la dirección en empresas familiares?

Solo 5% de las empresas familiares mexicanas cuenta con órganos de gobierno profesionalizados, según el estudio "Nivel de progreso de las empresas familiares para lograr su continuidad y armonía", realizado por el Centro de Investigación para Familias de Empresarios (CIFEM) de BBVA en colaboración con IPADE Business School.

Durante la presentación del informe, celebrada el 20 de mayo de 2025 y cubierta por NotiPress, se detallaron las principales deficiencias estructurales que enfrentan las organizaciones familiares. Ricardo Aparicio Castillo, director del CIFEM-BBVA, puntualizó: "66% de los negocios familiares requiere trabajar intensamente en institucionalización, mientras 29% presenta áreas de oportunidad, lo que significa que solo 5% opera con estructuras formales adecuadas".

Contar con instancias como la Asamblea de Accionistas, el Consejo de Administración y el Consejo de Familia permite ejercer el poder empresarial con legitimidad. Estas estructuras ayudan a definir procesos claros de decisión y consolidan mecanismos que fortalecen la permanencia del negocio ante sucesos no previstos o etapas de cambio generacional.

Según Aparicio, "la mayoría de los consejos no sesiona de forma regular o simplemente no existe. Esto limita la participación informada de los accionistas y obstaculiza la toma de decisiones fundamentales para el futuro del proyecto empresarial". Estas declaraciones reflejan el vacío organizativo que predomina en gran parte del entorno familiar empresarial mexicano.

Datos del informe indican que 44% de las empresas familiares no poseen ningún consejo operativo. Un 17% cuenta con estructuras inactivas, sin reuniones sistemáticas ni funciones ejecutadas. Apenas 13% confirmó utilizar prácticas compatibles con principios reconocidos de gobernanza corporativa. El impacto de estas cifras se refleja en la fragilidad administrativa de muchas organizaciones.

Bolio Arciniega, profesor decano del IPADE y coautor del análisis, expresó: "Tener órganos de gobierno no implica complejidad ni burocracia innecesaria. Se trata de establecer normas claras sobre la relación entre la familia y la empresa, sus derechos, obligaciones y mecanismos de decisión". Esta visión remarca la necesidad de fortalecer reglas internas que eviten la improvisación en la conducción de los negocios.

Promover la participación de consejeros externos, establecer lineamientos para las asambleas y crear consejos de familia figura entre las acciones recomendadas por los autores. Con estas herramientas es posible equilibrar intereses, ordenar responsabilidades y brindar continuidad operativa sin depender exclusivamente de personas clave.

Aplicar estos principios no requiere grandes recursos, pero sí compromiso y constancia por parte de los propietarios. La institucionalización fortalece la transparencia, distribuye mejor las cargas de decisión y permite enfrentar con mayor solidez cualquier situación que afecte la estabilidad del negocio.

Finalmente, a diferencia de otros aspectos operativos, la construcción de órganos de gobierno no está sujeta a condiciones externas ni depende del tamaño empresarial. Representa una oportunidad inmediata para avanzar hacia modelos de gestión más estructurados, confiables y sostenibles.