Ciudad de México,
Axel Olivares
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Con la proliferación de la inteligencia artificial (IA), una de las dudas imperantes en el mundo ha sido principalmente si la IA dejará a la humanidad sin empleo. Pero, mientras muchos expertos vaticinan un "mundo sin trabajo", los datos indican que la automatización no afecta significativamente al empleo como se cree.
Las predicciones sobre la destrucción del empleo han sido tales que, en una oportunidad, Bill Gates llegó a proponer un "impuesto a los robots" para las empresas que eligieran máquinas en lugar de mano de obra humana para suavizar una posible distopía cibernética. No obstante, a través de remiendos y actualizaciones, el trabajo humano ha sabido seguir adelante. Según los datos de la Reserva Federal, Estados Unidos sumó 120 millones de empleos en los últimos 80 años. En 2024, la tasa de desempleo se ha mantenido baja, a su vez, los salarios reales están creciendo.
Aun así, la narrativa sobre el efecto arrasador de la IA se encuentra más vigente que nunca. Sin embargo, en contraposición a esta perspectiva, existen análisis más optimistas quienes aseguran que la IA aumentará la cifra de trabajadores.
Desde un punto de vista macroeconómico, a las teorías sobre el desempleo masivo se les suele pasar por alto que la tecnología es una fuerza inherentemente deflacionaria. Según el Foro Económico Mundial (WEF), el impacto de la tecnología reduce los costos y los precios lo cual hace subir los ingresos reales de los consumidores y la demanda de nuevos bienes y servicios. Esta cadena de hechos se da en repetidas oportunidades en las cuales entró en escena un nuevo medio tecnológico.
Al bajar los precios sucede lo que los economistas llaman "ganancias de ingresos reales". Los consumidores gastan menos y utilizan el dinero restante para consumir nuevos medios y servicios lo cual. Aún así, desde un punto de vista microeconómico, este proceso podría verse como la pérdida de empleos en sectores específicos, pero esta forma sirve para generar nuevos empleos y mayores ganancias en línea general.
En este sentido, ha sido más sencillo registrar la tasa de desempleo producto de la proliferación de la tecnología que los empleos creados después de la reestructuración económica. Estos últimos son difíciles de identificar ya que suelen estar dispersos y se producen a lo largo de grandes periodos de tiempo.
Para el WEF, es poco probable que la IA ponga fin al historial de rejuvenecimiento y ajuste del mercado laboral. Pero, de todas formas, su impacto se verá a través de una lente microeconómica que pone el foco en la disrupción de la IA sobre el mercado laboral. Eso no significa para el organismo que la macroeconomía lo vea de la misma forma, será cuestión de ampliar o evolucionar la forma en que el fenómeno es observado. De hecho, nadie niega que la IA conlleve riesgos, pero el desempleo no es uno de ellos para el Foro Económico Mundial. Lo que no se dice es la pérdida temporal de empleos mientras se reordenan las industrias a partir de las optimizaciones de las nuevas tecnologías como la IA.