Ciudad de México,
Sergio F Cara
Crédito foto: FEMEXPALMA
Los consumidores, cada vez más conscientes sobre el impacto de sus acciones sobre el planeta, se convirtieron en compradores selectivos. Las industrias sustentables como la del aceite de palma, tienen el foco de atención por parte de este grupo. Las empresas, algunas muy conscientes de ello, se comprometen a revisar la cadena productiva a fin de garantizar la elaboración de productos de forma responsable. Ante esto, NotiPress entrevistó a la Federación Mexicana de Palma de Aceite (FEMEXPALMA) para conocer el tratamiento que tienen los cultivos de la palma de aceite en México, su impacto con el medio ambiente y cómo la industria realiza acciones para ser sustentable en la producción.
El aceite de palma se utiliza en una variedad de usos que van desde productos de limpieza hasta insumos de la industria alimentaria. Según Oil World, Indonesia produjo 43.4 millones de toneladas entre 2018 y 2019, convirtiéndose en el mayor productor a nivel global. Asimismo, en el mundo, se produjeron 75.69 millones de toneladas en ese periodo. En América Latina, Colombia y Guatemala son los principales productores de aceite con 2.5 millones de toneladas de aceite producidas durante 2019. México es un gran consumidor y requiere alrededor de 600 mil toneladas según datos de FEMEXPALMA, de la cual produce alrededor del 30%, es decir unas 200 mil toneladas. Su uso se destina principalmente a productos alimenticios como aceite para cocinar o la industria de la confitería, panadería, margarinas, lácteos, entre otros. Esto genera el interrogante a los consumidores de si el sector es sustentable.
Una industria se considera sustentable cuando se cumplen ciertos criterios en materia ambiental, social y económica. Esto deberá estar respaldado con evidencia física y testimonial y validados por una entidad certificadora imparcial que avale el cumplimiento de los requerimientos establecidos en un estándar de sustentabilidad reconocida a nivel nacional o internacional, en su caso. Por ello, México cuenta con 18 plantas de beneficios -fábricas donde se procesa el fruto- con acciones alineadas a las políticas de sustentabilidad de la Mesa Redonda Sobre el Aceite de Palma (RSPO por sus siglas en inglés), entidad fundada en 2004 por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), la Asociación Malaya de Aceite de Palma (RPOA) y un grupo de grandes empresas internacionales que emplean el aceite de palma como la multinacional Unilever, Migros, firma de origen suizo y AarhusKarlshamn de Reino Unido.
La industria mexicana de la palma de aceite cuenta con dos elementos importantes que se diferencia de los cultivos de otras regiones, sostiene FEMEXPALMA. Por un lado, el sector palmero mexicano es joven, lleva cerca de 30 años, siendo que la vida productiva de las plantas es de 25 años. Asimismo, el sector cuenta con un 80% de los cultivos en manos de pequeños productores y el 95% de estos, cuentan con una superficie menor a 5 hectáreas, en su mayoría en el sureste mexicano. México tiene 53 municipios cultivables al sur de Veracruz, Tabasco, Chiapas y sur de Campeche.
Por su parte, RSPO identifica tres áreas de impacto a fin de alcanzar el cumplimiento de cultivos sustentables: prosperidad (economía), personas (social) y planeta (medio ambiente). La certificación de sustentabilidad insume alrededor de 2 años su obtención y contempla las leyes locales, buscando minimizar el impacto de las actividades en el medio ambiente, la conservación y cuidado de los ecosistemas. José Luis Pérez Vázquez Aldana, presidente ejecutivo de FEMEXPALMA ilustra la necesidad de tener una industria sustentable del aceite de palma al decir, "el consumismo desmedido pierde cada vez más su papel en nuestra sociedad y las empresas que no adopten estrategias o esquemas ambiental y socialmente responsables están condenadas al fracaso".