Sector agrícola sostenible debe incluir a pequeños productores, mujeres y jóvenes

 26-09-2021
Julia Alós
   
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Foto: Freepik

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En presencia de las recientes amenazas del cambio climático se requieren nuevas formas de aproximarse a la producción agroalimentaria para garantizar su sostenibilidad. En este sentido, es necesario integrar a mujeres y los jóvenes a esta industria para reducir la pobreza en grupos vulnerables y mejorar la seguridad alimentaria mundial. Asimismo, las aportaciones de pequeñas empresas también son fundamentales para el desarrollo de las economías locales y el progreso de las comunidades rurales.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) declaró, "los sistemas de producción, las políticas e instituciones que sustentan la seguridad alimentaria son cada vez más insuficientes". Por tanto, es necesario cambiar los métodos de producción alimentaria, pues si no se logra proteger y mejorar los medios de vida rurales y el bienestar social, todo el sistema permanecerá insostenible. A través de mercados agrarios locales, protección ambiental, eficacia en el uso de recursos y nuevas políticas comerciales y agrícolas, es posible transformar el sector agroalimentario.

Pequeños productores, en especial mujeres y jóvenes, son primordiales en el sector agrícola pues la mayor parte de los alimentos frescos provienen de la agricultura a pequeña escala. En México, 34% de la fuerza laboral proviene de mujeres, ellas son responsables del 50% de la producción alimentaria en el país, afirma Nadine Gasman, titular del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

Diego Montenegro, representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), aseguró que es preciso reconocer las contribuciones de las mujeres en el desarrollo agrícola. En este sentido, ellas son agentes clave para la adaptación al cambio climático, la preservación de la biodiversidad y la recuperación de prácticas agroecológicas.

Las mujeres cuentan con menos del 20% de la propiedad terrenal, expuso la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por eso es urgente impulsar su participación plena en los procesos productivos. Para esto, el Banco Mundial propone facilitar el acceso a información, capacitación y tecnología que permita modificar el uso de la tierra y recursos. Con la implementación de estas medidas, las mujeres podrían empezar a ocupar un rol predominante en sus comunidades.

De igual forma, es vital reintegrar a la población joven en el sector agrícola, pues son más propensos a adoptar nuevas tecnologías para el cultivo. Fatoumata Bineta Diop, coordinadora de la Junta Nacional de Mujeres Ganaderas de Senegal, resaltó la importancia de transmitir conocimientos de las generaciones mayores de agricultores a las nuevas para mantener el sector rentable y vivo.

Bajo este contexto, la falta de oportunidades laborales en el medio rural es una de las razones por las cuales este sector prefiere ir en búsqueda de seguridad económica a zonas urbanas. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo juvenil es tres veces mayor que la de adultos. A fin de combatir esto, es necesario formalizar el trabajo agrícola para facilitar el acceso a protección social y priorizar la participación de pequeñas productoras en mercados locales.

"El desarrollo económico en el sector agrícola es dos o tres veces más efectivo para reducir la inseguridad alimentaria y la pobreza que el crecimiento en otros sectores" afirmó la Organización de los Estados Americanos (OEA). De esta manera, centrar la creación de nuevas políticas y programas de capacitación a los jóvenes puede ayudar a reducir la tasa de desempleo juvenil en zonas rurales, así como promover el desarrollo del sector agrícola.

Es necesario empezar a focalizar recursos al sector rural y hacer de la agricultura una industria sostenible, capaz de satisfacer necesidades de generaciones presentes y futuras de todo el mundo. Cabe destacar la importancia de preservar la salud medioambiental y asegurar equidad social y económica en el proceso. Por tanto, la inclusión de pequeños productores, mujeres y jóvenes en el sector resulta esencial para lograr este fin.




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