Tan sólo en 2018, las ventas por comercio electrónico en México representaron el 1.9% del share market global con 7.8 mil millones de dólares, según datos de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO). Las tecnologías ha permitido renovar sistemas y acciones que las personas utilizan día a día, mejorando la calidad de muchos servicios. El e-commerce ha mostrado la migración de compras offline a las compras online.
Productos de moda, electrónicos y de hogares así como servicios de comida son los preferidos por el público mexicano para comprar en línea. Además, más del 50% de los usuarios prefieren la versión online para pagar los servicios de suscripción, banca, entretenimiento y el pago de servicios públicos como luz o agua.
Incluso las categorías "en donde el 'Journey' de compra indique a fuerza una conexión física o táctiles con el producto", son propensas también a participar en e-commerce si se ajusta el 'Journey' para el comprador, de acuerdo con Juan Fernando Vélez, country manager de BlackSip México, empresa de consultoría y servicios digitales.
Se espera, según Vélez, que los usuarios tradicionales disminuyan con el paso del tiempo, y en el caso de los usuarios que desconfían del e-commerce o no cuentan con una tarjeta de crédito "la tarea es ser mucho más comunicativos, explicarles el funcionamiento de un e-commerce y apoyarlos con un soporte claro y amigable".
Contrario a lo que podría pensarse, lo ideal y el gran desafío para las empresas del siglo XXI para las modalidades de compra es "integrar ambas en una misma estrategia comercial sacando lo mejor de cada una", concluye el country manager.