Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
En enero de 2024, el Foro Económico Mundial publicó el Informe de Riesgos Globales y el Global Cybersecurity Outlook, destacando la inseguridad cibernética como uno de los principales desafíos a enfrentar a corto, mediano y largo plazo. Entre los riesgos más alarmantes mencionados figuran el malware, las falsificaciones profundas (deepfakes) y la desinformación, todos con el potencial de afectar cadenas de suministro, estabilidad financiera y, particularmente, la democracia en distintos países.
Uno de los ejemplos más recientes de estas amenazas es el informe conjunto del FBI y la Agencia de Seguridad Cibernética e Infraestructura (CISA) de Estados Unidos, que subrayó los riesgos que representan los ciberataques, como el ransomware, para los procesos electorales. Aunque aseguraron que ninguna acción maliciosa ha comprometido la integridad del voto en elecciones anteriores, advirtieron que los actores malintencionados buscan constantemente desacreditar el sistema electoral mediante desinformación.
Dado ese mismo contexto, los Juegos Olímpicos de París 2024 fueron blanco de más de 140 ciberataques, según informes de la agencia de ciberseguridad francesa ANSSI. Aunque estos incidentes no lograron interrumpir la justa deportiva, reflejan la creciente tendencia de ataques dirigidos contra eventos y sistemas internacionales.
El ciberdelito no solo afecta a gobiernos y eventos, sino que también tiene un impacto devastador en la economía. Un ejemplo significativo es el desmantelamiento de la red mundial de dispositivos infectados con malware, que operaba bajo el nombre de 911 S5. Este grupo utilizó cerca de 19 millones de "computadoras zombis" en casi 200 países para cometer fraude financiero y otros delitos, causando millones de dólares en pérdidas.
Por otro lado, la creciente escasez de expertos en ciberseguridad sigue siendo un desafío, ya que se estima que el mundo necesita alrededor de 4 millones de profesionales capacitados en esta área. Esta carencia ha permitido que el 90% de las organizaciones experimenten brechas de seguridad durante el año reciente.
Así, el panorama global de la ciberseguridad en 2024 continúa evolucionando, con amenazas cada vez más sofisticadas y desafíos que requieren una colaboración internacional más sólida para mitigar riesgos. La inteligencia artificial, aunque vista como una herramienta de ataque en algunos casos, también se presenta como una posible solución para mejorar las defensas cibernéticas.
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