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En años recientes, y en particular con la coyuntura de la Covid-19, ha aumentado la cantidad de acciones que las personas realizan en línea y con ello, la cantidad de datos personales almacenados digitalmente. Desafortunadamente, esta situación también ha incrementado el robo de información y su venta con fines maliciosos. Según una investigación de la empresa de ciberseguridad Kaspersky, los datos personales llegan a venderse en el mercado negro de la deep web incluso a un precio menor al de una taza de café. Señalan, el rango oscila entre 0.5 y 30 dólares.
Además, encontraron que la información más buscada en los mercados clandestinos corresponde a los datos de las tarjetas de crédito, el acceso a servicios bancarios y de pago electrónico. Aunque esta demanda es consistente con los datos de hace una década, también ha surgido interés por nuevos tipos de datos, incluyendo los registros médicos personales y selfies con documentos de identificación personal. Estos llegan a costar hasta 40 dólares. Esta información, apunta Kaspersky, proviene del análisis de ofertas activas en diez foros y mercados internacionales de la darknet.
Entre los usos que pueden darse a esta información, Kaspersky identifica la extorsión, la ejecución de estafas, así como esquemas de phishing y robo directo de dinero. Particularmente el acceso a cuentas personales o a bases de datos de contraseñas puede tener por objetivo no sólo los beneficios económicos. Algunos actores podrían buscar obtener esta información para dañar la reputación y causar otro tipo de daños sociales, incluido el doxing (hacer pública la información privada de una persona con intenciones de acoso).
Según la Coordinación de seguridad de la información de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la obtención de estos datos con fines de robo de identidad causa serios problemas de diversa índole. Estos problemas, afirma, no se limitan al ámbito financiero, sino que pueden tener también un alto costo en el aspecto personal y sentimental de la víctima, causando principalmente una sensación de violación a la vida privada. Aunado a los problemas económicos, emocionales y psicológicos causados a las víctimas, el robo de identidad también puede provocar dificultades para restablecer la credibilidad, las cuales pueden dar lugar a litigios legales u otras afectaciones en el ámbito social.
Organismos, como la campaña del gobierno estadounidense Ready, recomiendan para mantener la seguridad cibernética el limitar la información personal que se comparte en línea. También mantener actualizados los sistemas operativos y el software, así como recurrir a un administrador de contraseñas, crear contraseñas fuertes y utilizar autenticación de dos factores. Igualmente importante es mantenerse atento a actividades sospechosas, sobre todo si solicitan realizar alguna acción inmediata y con urgencia. Utilizar conexiones cifradas y conexiones seguras a Internet y a la red WiFi también es primordial, junto al uso de un programa antivirus y otras formas de protección contra programas malignos o malware.
Dada la aceleración de la adopción digital, es indispensable mantener interacciones seguras en Internet y administrar correctamente la información que se comparte en espacios públicos virtuales. Debido a la facilidad para acceder a datos personales en el mercado negro, en ocasiones tan baratos como una taza de café, es indispensable para los usuarios protegerse mediante antivirus y otros programas de ciberseguridad, opinan los expertos.
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