Ciudad de México,
Axel Olivares
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
En un mundo donde el estrés y el malestar afecta profundamente la salud mental y física, los dispositivos diseñados para aliviarlo ganaron terreno como herramientas innovadoras. Aparatos como el Apollo Neuro, Sensate y Muse 2 prometen reducir la tensión mediante tecnología avanzada, ofreciendo una solución accesible para el estrés cotidiano. Sin embargo, según FHE Health, institución especializada en salud mental, su efectividad depende de múltiples factores, y es necesario analizarlos con una visión crítica antes de adoptarlos como una herramienta definitiva.
Los gadgets antiestrés se basan en principios científicos que explican cómo el cuerpo responde al estrés. Este estado de alerta está asociado con cambios físicos medibles, como una disminución en la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC), un indicador clave del bienestar. Los dispositivos utilizan sensores y estímulos, como vibraciones táctiles, para activar el sistema nervioso parasimpático y contrarrestar la respuesta de "lucha o huida".
Por ejemplo, el Apollo Neuro emplea vibraciones diseñadas para estimular el nervio vago, buscando promover la relajación y mejorar el sueño. Sensate, por su parte, combina vibraciones con sonidos relajantes para inducir un estado de calma. Aunque la base teórica de estos dispositivos es sólida, FHE Health advierte que gran parte de las investigaciones que respaldan su efectividad provienen de estudios financiados por las propias empresas, lo cual limita su independencia y rigor científico.
La eficacia práctica de los gadgets antiestrés es un tema controvertido. Si bien los dispositivos están diseñados para ofrecer beneficios tangibles, muchos de sus efectos podrían atribuirse al placebo o al entorno en el cual se utilizan. Por ejemplo, el Sensate requiere que los usuarios se recuesten en una habitación oscura y escuchen sonidos calmantes, una práctica que por sí sola podría reducir el estrés sin necesidad de tecnología adicional.
Sin embargo, esto no significa que estos dispositivos carezcan de valor. Algunos usuarios reportan mejoras significativas, como mejor calidad de sueño, mayor concentración y menos episodios de ansiedad. Sin embargo, es importante tener expectativas realistas: no son soluciones mágicas ni sustituyen intervenciones basadas en evidencia, como la terapia psicológica.
Entre los dispositivos más destacados se encuentran:
FHE Health subraya que, aunque los dispositivos son seguros, su eficacia puede variar considerablemente entre individuos. Es fundamental evaluar si el costo de estos productos justifica sus beneficios potenciales. Además, deben utilizarse según las recomendaciones de los fabricantes para maximizar su impacto.
Es crucial recordar que, aunque estos gadgets pueden ser herramientas útiles, no abordan las causas subyacentes del estrés. Por ello, FHE Health recomienda combinarlos con estrategias respaldadas por evidencia, entre ellas, la terapia psicológica o técnicas de manejo del estrés.
Teniendo en cuento esto, los gadgets destinados al bienestar pueden ser una opción válida para complementar el autocuidado, pero no deben verse como una solución única o definitiva. En muchos casos, el apoyo profesional sigue siendo la mejor manera de abordar los problemas de estrés crónico o ansiedad.